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Ignacio Montes

Whoopi, reina de la noche negra

Se emplumó como las cortesanas del París del XIX, emulando a una Santine que la Kidman ha inmortalizado en su último trabajo, y llenó la sala de carcajadas a pesar del recuerdo herido de los americanos. Quizá por eso la Academia eligió a esta reina de los payasos, a esta mujer de infinitos matices, capaz de convertir un velatorio en una juerga inolvidable.

Y la Goldberg se convirtió en el estandarte de una noche llena de rostros negros. De rostros y de éxitos. Desde la serenidad de Denzel Washington a la inocente histeria de Halle Berry pasando por la elegancia de Sydney Poitier.

Quizá no sean los Oscar de este año los más justos por la escasa presencia en el palmarés del trepidante mundo de Moulin Rouge, de la magia de El Señor de los Anillos e incluso del colorista pasacalles de la francesa Amelie, pero han sido, al menos, los Oscar del reconocimiento social. Tres actores de color entre los triunfadores confirman que Hollywood ha saldado una deuda con una raza que ha poblado siempre el cine de grandes historias.

Lo mejor

*La espalda de Sharon Stone en su vertiginoso vestido de lentejuelas negras

*El collar de brillantes y rubíes de Barbra Streisand (propio), el de zafiros y brillantes de Whoopi Goldberg (prestado) y el de brillantes de la Kidman (también prestado)

*El sugerente escote de la triunfadora Halle Berry

*El Armani negro que lució Julia Roberts

Lo peor

*El vestido de Jennifer Connelly, un cúmulo de gasas sucias y descoloridas

*El espantoso Ungaro lucido por Cameron Díaz. Un vestido que ya vimos en Rosario Flores cuando se estrenó en España Hable con ella

*La chaquetilla a lo salomé del maquillador de El señor de los anillos

*El body de una Paltrow que se dejó engañar a la hora de elegir el vestuario

América se vistió de pantera, sacó sus mejores ropajes –o sus peores– y lució joyas de escándalo. Una forma más de decirle al mundo que nadie tiene derecho a escribir la historia de otros y que nada en el mundo puede destruir que sigamos soñando. Y el cine será siempre una caja de sueños.

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