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Carlos Semprún Maura

La televisión es un cha-cha-chá

De la misma manera que los trenes tienen horas de retraso, sin aviso, ni explicaciones; que el Correo no funciona, que los hospitales públicos no sólo se derrumban, sino que constituyen hogares de virus mortales –resumiendo, que los tan cacareados “servicios públicos”, son un desastre–, tuvimos el domingo 29 la alegría de una huelga por sorpresa en la estatal France 3. Esto nada tiene de extraño, ya que la televisión, “servicio público estatal”, es una vergüenza, pero si lo digo es porque quería ver la emisión France-Europe-Express, cuyo invitado era Laurent Fabius, y su contrincante Daniel Cohn-Bendit, y me divertía la idea de contemplar hora y media de vodevil político, no por placer solitario, sino por deber profesional que hubiera podido ser más entretenido que de costumbre. Pues se suprimió como todo en este universo burocrático, sin explicaciones.

Me hubiera divertido oír a Fabius iniciar, con casi 5 años de antelación, su campaña como candidato socialista a las presidenciales de 2007, y al diputado europeo, cada día más inconsecuente, faroleando de la victoria de los suyos, en Alemania, llevarle la contraria. ¿Sobre qué bases? La izquierda de verdad, la seria, la carca, les odia a ambos, están en la misma parrilla de su infierno, por ser ¡social-liberales! Voy a decir algo escandaloso, no por decirlo, sino porque es la triste realidad: Laurent Fabius no será presidente de la República Francesa, ni en 2007, ni jamás, por ser judío. Es repugnante, pero así es; ni hoy, ni dentro de 5 años, habrá una mayoría de franceses que le voten a un judío –o a una mujer, o a un antillano– para el cargo de “Padre de la Patria”, aunque sea el mejor. Y Fabius, sin ser el peor, tampoco es el mejor.

La izquierda socialista, para unirse, ha comenzado por dividirse, y es una fracción de esa izquierda, con Jean-Luc Melenchon, la que se ha unido a Henri Emmanuelli, para crear una corriente en el PS que llaman “Mundo nuevo”, lo cual es perfectamente soviético, y les va muy bien. Además, se reúnen en Argèles-sur-Mer, en donde en 1939, se instaló un campo de concentración para refugiados españoles. Los muertos mandan. Públicamente, no se hizo referencia a los “orígenes” de Fabius, sólo se le trató de socialtraidor, como a su compinche y rival, Strauss-Khan, y hasta al mismísimo Jospin. El “centrista” François Hollande, también recibió sus palos. ¿Renacimiento del marxismo-leninismo en las filas del PS? Ni siquiera, sopa boba de una izquierda, profundamente reaccionaria.

Unos días antes, el jueves 26, el primer ministro Raffarin inauguraba una nueva emisión política de France 2 –no salimos del servicio público–, “100 minutos para convencer”. Según los observadores, no estuvo nada mal, campechano, pero si habló de reformas, insistió en que había que realizarlas, evitando los enfrentamientos, poquito a poco, y me parece que Jean-François Revel va a tener una vez más razón, cuando declaraba a Le Figaro, el día siguiente que: “Hay un umbral en las reformas que no se puede cruzar sin aceptar el conflicto”. En eso estamos, aún no hay reformas pero sí conflicto: el próximo 3 de Octubre tendrá lugar en París una gran manifestación de funcionarios para que no se toquen sus privilegios, ni los monopolios estatales existentes.

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