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Alberto Míguez

Político, empresario y hombre del rey

El nuevo primer ministro marroquí, Driss Yetú, es un poco la antítesis del ahora cesado Abderrahman Yusufi. Este último es un político profesional que atravesó todas las etapas de la historia más reciente del reino cherifiano, desde la independencia al fallecimiento de Hassan II, sin renunciar a su ideología (socialdemócrata) y pagando un duro tributo (condenado a muerte en rebeldía y exiliado once años) por tan terca porfía. Que lo haya hecho bien o mal, es otra cosa. En realidad lo hizo pésimamente. Fue incapaz de cumplir ninguna de las promesas que hizo al llegar al Gobierno y deja al país exangüe, aislado y sin fe ni esperanza.

Driss Yetú ha sido varias veces ministro (de Finanzas, Comercio y Artesanía) con el anterior monarca, Hassan II, y tiene fama de trabajador incansable, buen organizador y hombre de consenso y concordia. La clase política lo aprecia y los dos grandes partidos (ahora son tres, con los islamistas moderados) no desconfían en exceso de este hombre risueño que roza la sesentena y ha sido empresario de éxito en el sector del calzado antes de presidir la empresa pública más importante del país, la Oficina Nacional de Fosfatos.

Yetú fue llamado por el joven rey Mohamed VI para que se encargara de una labor complicada: organizar las elecciones legislativas celebradas hace unos días y que dieron la victoria a socialistas, nacionalistas e islamistas “domesticados”. Las elecciones no fueron, desde luego, un éxito (los resultados tardaron cuatro días en publicarse) pero si se compara con lo que sucede en otros países vecinos donde obviamente no hay elecciones de ningún tipo, pasaron al menos la aduana de la UE, que envió un centenar de observadores.

Es obvio que el empresario Yetú tiene la confianza del rey y forma parte del reducido círculo de amigos y consejeros de su padre que intentan orientar al monarca por el proceloso piélago de la política árabe y magrebina. Además, tiene bastantes amigos en España, país que conoce muy bien (no era el caso de Yusufi) y en donde ha hecho buenos negocios. Peor que con su antecesor es difícil que nos vaya. Se trata ahora de saber a quién designará ministro de Exteriores para sustituir al siniestro y mendaz Benaisa. Sea Ahmed Osman (tío político del rey) o el segundo de la Chancillería, Fassi-Fihri, deberá encargarse de rectificar y normalizar las relaciones hispano-marroquíes, si es que tienen apaño o solución.

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