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Luis Henrique Ball

Conspiradores fracasados

Hace pocos meses, la comunidad cubana en el exilio tuvo acceso a documentos en Moscú donde se revela que Fidel Castro fue oficialmente reclutado como agente de la KGB soviética en 1948. Los mismos documentos desvelarían la constante obediencia de Fidel a sus jefes en Moscú en todo el proceso revolucionario cubano. Esta noticia no es sorprendente. Todos sabemos cómo Cuba se convirtió prácticamente en un Estado vasallo de la Unión Soviética durante décadas, llegando incluso a convertir a sus ciudadanos en carne de cañón para aventuras geopolíticas del comunismo ruso en Africa y otros lugares remotos del globo. La noticia es, sin embargo, interesante, porque es una muestra más de la pericia de los comunistas en utilizar la mentira y el engaño para lograr su principal objetivo: el control total de la sociedad. Fidel logró engañar a muchos, dentro y fuera de Cuba, quienes no se percataron sino demasiado tarde de su compromiso con el totalitarismo soviético.

Todo esto me vino a la mente cuando escuchaba por la radio las palabras de Hugo Chávez ante la “Escuela de Cuadros Políticos Alfredo Maneiro”. Durante su intervención, el hoy todavía Jefe del Estado, relató, con el mayor desparpajo, su incorporación a una conspiración comunista en Venezuela desde mediados de los años setenta. Lo que es peor, durante su alocución Chávez dijo que de no haberse unido a esa conspiración, él hubiera dejado la carrera militar, ya que estaba, en ese momento, profundamente decepcionado. A buen entendedor pocas palabras. Esta vez no fue un antiguo compañero de armas, ni un periodista, ni un exguerrillero, si no el propio Hugo Chávez, quien admitió ser más un conspirador de larga data que un hombre de armas miembro del Ejercito Nacional.

Hoy es evidente para la mayoría de los venezolanos que quienes tomaron el poder en febrero de 1999 no tenían otro objetivo que implantar en Venezuela un régimen con las características del comunismo soviético. Una revolución cubana, adaptada en cierta forma a las sensibilidades del siglo XXI. Lamentablemente para Chávez, él no ha sido tan hábil como Fidel Castro en confundir a la nación y a la comunidad internacional. Venezuela ha reaccionado a tiempo y la revolución que buscaba Alfredo Maneiro en los años 70 y que todavía quieren intentar Chávez y José Vicente Rangel ya no será posible. Muchos millones de compatriotas están dispuestos a luchar por una verdadera democracia y una sociedad basada en los principios liberales de la cultura occidental. Ahora los días de la revolución chavista están contados. Sólo el uso de las armas podría detener, por un tiempo, el fin de este “proceso”.

La historia seguramente condenará a Fidel Castro, como ya lo hace con Stalin, Lenin, Mao y otros sanguinarios que esclavizaron a sus ciudadanos en nombre de la “revolución”. Ellos sin embargo siempre serán considerados conspiradores exitosos. Lograron hacerse del poder absoluto antes de ser desenmascarados. En Venezuela, los actuales líderes de la revolución chavista no tendrán siquiera esa consolación. Su conspiración ha sido detenida y ya es imposible que triunfe.

Luis Henrique Ball es dirigente empresarial venezolano.

© AIPE

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