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Alicia Delibes

La carrera docente

En el modelo de escuela que los socialistas desearon siempre implantar en España, el cuerpo de profesores debía ser único, a igual trabajo igual salario. Cuando se elaboró la LOGSE aún quedaban profesores de FP, agregados y catedráticos de Instituto. Se pensó unificar estos cuerpos administrativos en el único de Profesores de Enseñanza Secundaria, pero como era preciso tener algún método que permitiera premiar a los buenos y castigar a los malos, los elaboradores de la ley inventaron el perverso sistema de los cursillos y los puntos.

Los cursillos los organizaban los Centros de Formación de Profesores que tenían total poder para conceder unos puntos que permitirían después a los docentes mejorar de destino, elegir horarios e incluso llegar no a catedráticos, pues en la escuela unificada el cuerpo de profesores debía ser único, pero sí a adquirir “la condición de catedrático”.

He visto a profesores mentir, falsificar papeles, duplicar documentos y perder la más elemental dignidad por conseguir unas décimas de punto más que un compañero. Nunca creí que mis colegas de profesión pudieran caer tan bajo. Pero en fin nunca está de más conocer bien el alma de nuestros semejantes.

A la vista del proyecto de la Ley de Calidad, entiendo que los burócratas y expertos del PP han querido recuperar el cuerpo de catedráticos de instituto pero sin atropellar los derechos adquiridos por todos los profesores de secundaria que, al abrigo de la LOGSE, habían adquirido ya “la condición”. Así que está previsto que todos estos, sin más que solicitarlo, puedan pertenecer al nuevo y recuperado cuerpo. Las plazas que queden, no se sabe cuántas pueden ser, saldrán a concurso. Para acceder a ellas habrá que pasar un examen, que podrán realizar profesores en ejercicio o jóvenes licenciados sin experiencia docente.

Es una buena noticia que se abra una vía académica para la incorporación de profesorado joven a la enseñanza, ahora bien ¿cuántas plazas libres quedarán después de que los de “la condición”, cuyo principal mérito ha sido coleccionar puntos con ahínco y sin prejuicios, ocupen las que la LOCE les tiene reservadas?.

En cuanto a los Centros de Formación del Profesorado y sus cursillos variopintos, tras la implantación de la nueva ley permanecerán. Se añade una nueva facilidad para que el profesor inquieto y deseoso de más y más formación pueda acudir a estos Centros: la asistencia a un cursillo se podrá realizar en “horario lectivo”. Es decir quien esté de cursillo podrá faltar a clase.

Algún pequeño caramelo más, como la posibilidad de pedir jornada reducida a partir de los 55 años o sustituir las clases, a partir de esa edad, por labores administrativas, permite pensar que en la proyectada ley se ha querido tratar bien a los profesores, al fin y al cabo fueron los más perjudicados por la implantación de la perversa ley socialista.

La única pega que se me ocurre es que de nuevo los más beneficiados serán los mismos que recibieron las prebendas de la LOGSE. Pero, claro, eso era difícil de evitar, al fin y al cabo eran los que estaban mejor organizados y tenían posibilidad de armar más ruido.

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