El abuso de los marcadores del discurso
En el habla corriente, y en menor medida en el lenguaje escrito, necesitamos dar énfasis, subrayar, redondear las frases. Para ello utilizamos “marcadores”, es decir, palabras que sirven de auxiliares para esos propósitos. Ejemplos: bueno, es decir, esto es, eso sí, mire usted, o sea, en cualquier caso, de alguna manera, pero sin embargo, es más, por cierto, dicho lo cual, hombre, ¿no?, ¿sabes? Hay infinitos más. Lo fundamental es retener la regla de la mesura. Está bien recurrir a esos comodines, sobre todo en el habla corriente, pero sin abusar. No se puede estar todo el rato repitiendo “o sea”, “vale, tío”, “¿sabes?”, sin que sufra el entendimiento. La corrección lingüística impone la norma de no cansar al interlocutor. Está bien la introducción de los marcadores cuando facilitan la conversación, no cuando la hacen fatigosa. Un buen ejercicio consiste en eliminar algunos marcadores del escrito o del habla. Si el sentido de la frase no sufre, es que sobran. Prueben muchos argentinos a suprimir el “este” dubitativo y verán cómo mejora su rendimiento conversacional. Atrévanse muchos catalanes a eliminar el “escuche” y notarán que se les escucha más. Algunos políticos quedarían mejor en las entrevistas si no repitieran tanto el “mire usted” como comienzo de las respuestas.
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