Apenas veinticuatro horas después de su formación y celebración el "trío de Madrid" (Chirac, Schröder y ZP) ha tenido que encajar su primera derrota política. En la reunión del Consejo del Atlántico Norte celebrada este miércoles en Bruselas, los representantes de todos los países miembros, salvo Francia y España han decidido que la Alianza establecerá en Irak un centro de formación para las futuras fuerzas armadas del país. La decisión se tomó por consenso sin que franceses, alemanes y españoles pudieran evitarlo.
La idea de un centro de formación para las fuerzas armadas y de seguridad iraquíes nació en la cumbre de la Alianza celebrada en Estambul hace unas semanas y por entonces tanto el gobierno español como el francés hicieron saber que no eran partidarios de establecer dicho centro en territorio iraquí para no confundir la misión atlántica con la presencia de las tropas de la coalición dirigida por Estados Unidos.
Tanto el ministro de defensa español como su colega de Exteriores indicaron que España estaría dispuesta a formar en su territorio a oficiales de la futura policía y del Ejército pero que rechazaba enviar oficiales al territorio iraquí tras haberse retirado con más pena que gloria del mismo. Obviamente era el presidente francés Jacques Chirac quien había inspirado aquel rechazo un tanto extravagante y desde luego contradictorio con la resolución 1456 de Naciones Unidas sobre la ayuda a la estabilización de Irak y de su gobierno provisional.
Días pasados el gobierno francés y español dieron instrucciones a sus representantes ante el Consejo del Atlántico Norte para que impidieran la aprobación de este centro de formación. Previamente cuarenta oficiales de la OTAN habían permanecido en Irak preparando un Informe sobre la formación de los futuros oficiales iraquíes. Bendita ilusión porque finalmente españoles, alemanes y franceses no han tenido más remedio que envainársela y aceptar tanto la creación del centro de formación en territorio iraquí como que el tal centro esté dirigido por un oficial norteamericano (a eso se oponían también Chirac y su mozo de cuerda, ZP) aunque eso sí "bajo supervisión de la Alianza".
La decisión del Consejo del Atlántico Norte pone de manifiesto que una cosa es sonreír a los fotógrafos y prometer un futuro radiante para Europa bajo la férula del eje franco-hispano-alemán y otra cosa es pintar algo en los verdaderos órganos de decisión euro-atlánticos. La lección debería ser de cierta utilidad para ZP y sus colaboradores aunque a decir verdad es poco probable que así sea: no hay peor sordo que el que no quiere oír.