Martha Beatriz Roque lidera en la Isla de los cien mil presos lo que sus verdugos califican de “quimera contrarrevolucionaria”, mantiene el pulso con la tiranía y no renuncia a la asamblea general que la disidencia más comprometida pretende celebrar en La Habana el próximo 20 de mayo. Aunque son muchos los supuestos opositores que por miedo se han apartado de su iniciativa, la economista no se arruga e insiste en celebrar el encuentro.
La máxima responsable de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba se ha dirigido por carta a los parlamentarios europeos. Les recuerda una vez más que los demócratas cubanos necesitan de su apoyo. Se dirige a ellos como “honorables eurodiputados” y les pide que se sumen a su sueño. Les ruega encarecidamente a los diplomáticos de la Unión Europea en Cuba que ayuden a que pueda celebrarse la reunión del 20 de mayo y les anima a que participen en ella como observadores internacionales.
A pesar de todos sus esfuerzos y de demostrar una vez más que le sobra valor para enfrentarse pacíficamente a la tiranía, mucho nos tememos que los que Martha califica de “honorables”, no lo son tanto y nada harán por los cubanos que no se conforman con vivir bajo la bota del Monstruo de Birán. El embajador de Moratinos en La Habana no acudirá a la reunión de la disidencia si por fin se celebra. Carlos Alonso Zaldívar no quiere saber nada de la sociedad civil cubana. Pronto nos ofrecerá otra prueba de ello.
Hace poco más de una semana, la ministra de Fomento viajó a la Isla de las doscientas cárceles, pero no se reunió ni con Martha ni con sus compañeros disidentes. Si la tiranía, como parece probable, impide la reunión de mayo, el Gobierno español –si es que se atreve– se conformará con hacer pública una tímida nota de protesta, pero no renunciará a ofrecer diálogo y negocios a los verdugos.
En cualquier caso, después del 20 de mayo nadie podrá llamarse a engaño. El grupo de Martha ha invitado a todo los líderes europeos que estén dispuestos a apoyarles con su presencia. De Zapatero, Moratinos y Zaldívar, los cubanos no pueden esperar más que traición y patrañas, pero se supone que al Partido Popular no le resulta indiferente el sufrimiento de las víctimas del castrismo, por lo que cabría esperar que alguno de sus diputados se sumara a la quimera de Martha Beatriz Roque.
Ya no basta con criticar la política del PSOE en el Parlamento español. Los populares tienen de nuevo la oportunidad de demostrar que son capaces de ofrecer algo más que consuelo. Se celebre o no el congreso de gran parte de la verdadera oposición cubana, la derecha española ya se demora en nombrar a un responsable que les represente el 20 de mayo en La Habana.
