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Amando de Miguel

Lenguas regionales

Buena la hice con lo de llamar asturtxales a los defensores de la llingua asturiana. Meder Zubiaurre asegura, con toda seriedad, que “en euskera no se diría asturtxale sino arturzale o asturtzale. […] No entiendo cómo utiliza este tono despectivo contra el euskera”. Bueno, no hay que ponerse así. Yo no hablaba en serio. Era una eutrapelia, una broma amable. Ignoro cómo se dice “eutrapelia” en vasco (¿maitagarri broma?). Ignoro por qué en esta cuestión de los idiomas no literarios la gente pierde el sentido del humor. Nunca he utilizado un tono despectivo contra el euskera. La prueba es que, cuando escribo en castellano, lo llamo “vascuence”. Es la mejor forma de respetarlo. Por la misma razón, me refiero al idioma “inglés” y no al English cuando me expreso en español. Cuando me refiero al chino mandarín lo llamo así en castellano, no el han yu (= la lengua de la tribu de los han).
 
Pablo Alonso se ha “sentido profundamente ofendido” por mi referencia a la “llingua asturiana”. Pues no se ofenda, don Pablo. Como no tendrían que ofenderse los de mi tierra si hablara con ironía de la “llingua zamorana”. Para mí, la lengua de los asturianos y de los zamoranos ha sido el castellano durante los últimos mil años más o menos. Quizá el exponente máximo sea Leopoldo Alas, Clarín, nacido en Zamora pero de raigambre asturiana. Los otros restos dialectales no constituyen propiamente una lengua culta, pues no han dado origen a ninguna creación literaria. Puede que, dentro de otros mil años, cristalice una “llingua asturiana” o una “llingua zamorana”, pero hoy por hoy son entelequias y juegos de salón.
 
Tampoco me repele que haya gente que se dedique a esa arqueología lingüística. Más bien me da ternura. A don Pablo le parece “deleznable y ofensiva” mi actitud. Hombre, “deleznable” es que se reduce a polvo, se disgrega. Juzguen los lectores, pues escribo para todos ellos. Y “ofensiva” no es por la intención, créame. Concluye tonante don Pablo: “desearía no volver a encontrar expresiones y razonamientos de este tipo”. Pero ¿y la libertad de expresión? Somos libres de emitir todo tipo de razonamientos y juicios. El mío sobre la arqueología de las lenguas no literarias es tan respetable como el contrario. Francamente, a mí me daría mucha vergüenza decir a alguien: “desearía no volver a encontrar expresiones y razonamientos de ese tipo”.
 
Lo de don Pablo no es nada al lado de la filípica de don Miguel Martínez (Valladolid) a propósito de lo mismo, de mis opiniones sobre la “llingua asturiana”. Concluye así su admonición don Miguel: “Le ruego que hable solo de aquello que pueda explicar con un mínimo de rigor. Y, sobre todo, que evite calificativos tan agresivos como asturtxales”. Repito que es una inocente eutrapelia. Por otra parte, si los comparo irónicamente con los abertzales o patriotas vascos es porque me maravilla su osadía de reinventar la Historia. Pero qué manía la de que no debo escribir sobre esto o lo otro. Seguiré escribiendo sobre lo que me plazca. Mis conocimientos sobre Lingüística son limitadísimos, pero no por eso voy a dejar de opinar. Cuando me equivoco, rectifico y aprendo. Mi mayor capital es la lengua castellana. Veo que lo es también para muchos libertarios. No vamos a dejar de cartearnos sobre asuntos tan divertidos. Sobre todo porque nuestro medio de comunicación se llama ¡Libertad Digital!
 
Álvaro Zárate Urtaran se lamenta del dispendio que supone promocionar las lenguas regionales: catalán, gallego, vasco, valenciano, etc. Yo distinguiría entre las lenguas que tienen acumulada una notable producción literaria de las que son solo dialectos hablados. Ahí entrarían el asturiano, leonés, zamorano, extremeño, alto aragonés, chapurreau, murciano, etc.
 
Silvia de Miguel Andrés argumenta que el “fanatismo regional”, que a veces es localista, es producto de la ignorancia y que se nos quitará cuando viajemos más al extranjero. No lo creo. Ese fanatismo o chovinismo localista lo manifiestan igualmente las clases ilustradas. Creo que fue Pío Baroja quien dijo que el nacionalismo se quita viajando. Insisto, tengo mis dudas.
 
Andoni Aguirre me pregunta ¿cómo hay que decir: euskera o vascuence? Otra cosa ¿cuál es el origen de esa lengua? Más: ¿Qué lenguas deberíamos aprender? Si hablamos en castellano diremos vascuence; si hablamos en inglés diremos basque; si hablamos en vascuence diremos euskera. Sencillo ¿no? El origen de un idioma suele perderse en la noche de los tiempos. En el caso del vascuence, más, porque durante siglos no se escribió. Lo que sí sabemos es que los primeros que escribieron castellano sabían también vascuence. Es decir, seguramente el castellano es el latín hablado por algunos vascos (clérigos). Lo que está descartado es que el vascuence sea una especie de reliquia prehistórica. Lo más probable es que tuviera ya una estructura idiomática unos pocos siglos antes de Jesucristo. Seguramente había otras lenguas ibéricas emparentadas con el vascuence que se han perdido. El vascuence recibió mucha influencia del latín, entre otras cosas del alfabeto. Por eso la letra K es muy poco vasca, aunque ahora se ha resucitado como si fuera el testamento de Aitor (= el Padre). La letra K es griega, no latina.
 
La verdadera lengua literaria y de comunicación de los vascos ha sido siempre el castellano. Eso que dice Ibarreche, “El País Vasco no es una parte de España” es una majadería que solo se le puede ocurrir a un español. Lo de considerar lo “español” como algo afrentoso o despreciativo (un insulto, vaya) es una vergüenza para los vascos. Los vascos todos (de origen o residentes) deben aprender vascuence, pero también castellano, aparte del conocimiento de lenguas extranjeras. Arrinconar al castellano en el País Vasco sería una estafa colosal.
 
El castellano debe ser el idioma natural de comunicación y de expresión literaria del País Vasco, como lo es el inglés para Irlanda. No desmerece nada a la personalidad de los irlandeses que hayan tenido tan buenos escritores en inglés. Unamuno y Pío Baroja son, para mí, (y para cientos de doctores) los dos escritores más grandes que ha tenido España en el siglo XX. Los dos son vascos hasta la médula.

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