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GEES

Musulmanes inflamados

¿Hasta donde llega el derecho a mantener su integridad de las identidades ajenas que han venido a alojarse entre nosotros cuando para ello nos fuerzan a pulverizar la nuestra?

Decididamente estos señores son problemáticos. Su civilización tiene un problema con el amplio mundo en el que vivimos y nos lo reenvían a cobro revertido por todos los canales de retorno de la mundialización.

Naturalmente el tema de los dibujos cómicos daneses tiene mucha miga, muchas caras y larga cola. Y puesto que en proteicas y reiteradas versiones va a estar con nosotros mucho, pero que mucho tiempo, y en modalidades cada vez más graves y de mayores consecuencias, tendremos que aplicarnos a estudiarlo en todas sus facetas e implicaciones. El asunto se hace acreedor de esos finos ensayos anglosajones de filosofía política y jurídica. ¿Cómo se compaginan la libertad con el respeto a la creciente pluralidad a la que nos vemos irrefrenablemente abocados? ¿Hasta donde llega el derecho a mantener su integridad de las identidades ajenas que han venido a alojarse entre nosotros cuando para ello nos fuerzan a pulverizar la nuestra?

Las sutiles distinciones filosóficas terminan plasmándose en políticas prácticas y duras leyes. Hay cuestiones de principios, de derechos y de conveniencias que elucidar y aquilatar. Pero se trata sólo de refinamientos, de hilar todavía más fino, porque los principios vienen de atrás, las leyes ya existen aunque se pueden y deben ajustar a las nuevas realidades y las políticas son siempre cambiantes y más abiertas a las conveniencias, pero no pueden traicionar los principios ni hacer caso omiso de las leyes.

De inmediato algunas cosas son claras. La tolerancia es muy conveniente pero la libertad es irrenunciable. Si ejerciéndola abusivamente se conculca un derecho garantizado por la ley, para eso está todo el aparato de justicia. Las reacciones que estamos viendo son sencillamente demenciales, manifiestamente desquiciadas. Como siempre sería importante tanto para ser justos como para apreciar la magnitud del problema saber cuantos protagonizan los desmanes y las protestas carentes de toda justificación. Ciertamente una minoría de los casi mil quinientos millones de musulmanes. Más importante sería saber cuantos de entre la mayoría que se queda en sus casas los apoya, cuantos simpatizan, y cuan pocos protestan contra la desmesura y señalan las incongruencias y contradicciones incluso en puros términos coránicos.

Entre los muchos problemas el de la falta de reciprocidad es sangrante, pero no es el más grave. No es ya que no den lo que para si reclaman si no que pretenden que debamos comportarnos con arreglo a sus normas. Y la pretensión no es teórica, la expresión de un sueño que saben inalcanzable. Nada de eso. Se trata de imponerlas mediante el terror. Una nueva variante del estalinismo. Y como no es la primera ni la segunda ni la tercera vez que lo aplican sabemos que la cosa va en serio y ya está dando sus frutos. Ya ha quebrada la inicial gallardía del jefe de gobierno danés y del director de la publicación que dio a la luz las caricaturas. Si la Unión Europea no forma un bloque y se planta, sean cuales sean las consecuencias, las consecuencias serán desastrosas. Ahí empieza el diálogo de las civilizaciones.

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