Imagine una empresa malvada que nos privara de manera rutinaria de productos que podrían ayudarnos a vivir más tiempo con menos dolor y más comodidad. Estaríamos furiosos y los abogados harían cola para presentar denuncias. Pues algo similar ocurre hoy, gracias al abuso de las demandas. Los fabricantes de todo tipo de productos tienen miedo de vendérnoslos porque una demanda podría arruinarles.
Los abogados especialistas en pleitos civiles afirman que hacen de Estados Unidos un país más seguro, pero eso es un mito. Es fácil ver quién se beneficia de esas enormes compensaciones por daños que aparecen en los periódicos. Menos obvio –pero igual de real– es que hay cosas que a todos nos gustaría tener pero que nunca tendremos a causa de este clima de miedo. He aquí unos cuantos ejemplos.
Monsanto desarrolló una vez un sustituto para el amianto; una nueva forma de aislante resistente al fuego que podría salvar miles de vidas. Pero Monsanto decidió no venderlo por miedo a posibles demandas futuras. Richard F. Mahoney, el director ejecutivos de entonces, dijo que "podría haber habido un sustituto seguro y eficaz para el amianto en el mercado y ahora no lo hay".
¿Por qué tenemos que preocuparnos acerca de la escasez de vacunas de la gripe? Porque solamente un puñado de compañías la fabrican aún. ¿Y por qué? Porque cuando vacunas a millones de personas, algunos enferman y presentan demandas. Entre 1980 y 1986, los abogados exigieron miles de millones de dólares a los fabricantes de vacunas. Eso hizo que muchas farmacéuticas abandonasen el sector por miedo.
En 1986, el Congreso entró en escena. Con el fin de ayudar a parar las demandas que disuadían de la producción de vacunas, el gobierno estableció un fondo llamado Programa Nacional de Compensaciones para Afectados por Vacunas Infantiles. Pagaría directamente a las familias de las víctimas de modo que no tuvieran que contratar abogados y sufrir los retrasos del litigio. Se suponía que esto devolvería a los fabricantes de vacunas a la producción, pero las farmacéuticas se mostraron reticentes aún, temiendo que los abogados les demandarían de todos modos.
Acertaron al preocuparse. Eli Lilly desarrolló un conservante basado en el mercurio llamado timerosal que se utilizó en las vacunas de muchos niños. Los abogados acudieron en manada a raíz de que algunos agoreros afirmaran que el mercurio provoca autismo en los niños. Aunque una investigación encargada por el gobierno no encontró ningún vínculo, más de 100 demandas por autismo fueron presentadas contra los fabricantes de vacunas desde que se aprobase la Ley Nacional de Compensaciones a los Afectados por Vacunas Infantiles. No es de extrañar que la mayor parte de las farmacéuticas aún se mantengan alejadas de la investigación de vacunas.
Incluso cuando se descubren nuevas vacunas, las farmacéuticas tienen miedo de venderlas. La FDA ha aprobada una vacuna contra la enfermedad de Lyme. ¿La necesita? Olvídese. Ninguna compañía quiere asumir el riesgo.
El miedo a ser demandado redujo el número de compañías norteamericanas que investigan en anticonceptivos de 13 a 2.
Después de que las demandas sin fundamento científico contra fabricantes de implantes mamarios llevaran a la quiebra a Dow Corning, los fabricantes japoneses de silicona dejaron de producir una cobertura de silicona para agujas hipodérmicas que reducía el dolor. Un director de la compañía dijo: "Estamos seguros de que nuestro producto es seguro, pero no queremos asumir el riesgo de una demanda".
Union Carbide ha inventado un pequeño dispositivo de diálisis renal. Facilitaría mucho la vida a la gente con fallo renal, pero Union Carbide no lo vende. Con los tiburones legales rondando, el riesgo de demandas caras sobrepasa los posibles beneficios.
¿Está embarazada y tiene náuseas? La bendectinaprobablemente curaría sus náuseas matutinas. Durante 27 años, los médicos recetaron el fármaco a 33 millones de mujeres por ser tan bueno a la hora de detener las náuseas y los vómitos. Pero usted no podrá comprar bendectina hoy porque los abogados siguieron demandando al fabricante, Merrell Dow, afirmando que el fármaco provocaba malformaciones.
Los estudios demostraron que la bendectina no provocaba malformaciones y Merrell Dow ganó la mayor parte de las demandas. Pero después de gastar 100 millones de dólares en costas legales y compensaciones, la compañía dejó de vender la medicación. La bendectina nunca ha sido reemplazada eficazmente y las náuseas matutinas son hoy el principal factor que lleva a la deshidratación durante el embarazo.
El Dr. Paul Offit, profesor de pediatría de la facultad de medicina de la Universidad de Pennsylvania dice: "En cuestión de dos años de discontinuar la fabricación de la bendectina, la incidencia del ingreso hospitalario por deshidratación durante las primeras etapas del embarazo se duplicó; la incidencia de las malformaciones permaneció sin cambios".
Esos son solamente algunos de los productos que mejorarían nuestras vidas y que sabemos que tendremos que pasar sin ellos porque el peculiar sistema legal de Estados Unidos hace beneficioso que los abogados legales practiquen la extorsión en forma de litigio. ¿De qué maravillosos productos nunca oiremos hablar porque los abogados han creado un clima de miedo?