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Regina Otaola

Negocios de familia

Tal y como se comentaba en medios judiciales de Guipúzcoa, alguien capaz de cometer semejantes actos de terror fiscal

El PNV ya nos tenía acostumbrados a gestionar las instituciones vascas como si se trataran de un batzoki en el que poder realizar sus negocios de familia, pero ahora asistimos a uno de los mayores escándalos protagonizados por el nacionalismo vasco en democracia, si exceptuamos, claro está, sus vergonzantes pactos bajo mesa con los terroristas de ETA.

Este viernes hemos asistido al ingreso en prisión de José María Bravo, el principal imputado en la trama de corrupción, blanqueo de capitales, malversación de fondos públicos y delito continuado de estafa y de falsificación en documento público que ha alumbrado la Fiscalía pese a las reticencias iniciales y posteriores de los gobiernos forales de la Diputación guipuzcoana, cuyos controles internos han fallado repetidamente o, al menos, han sido neutralizados por el Ejecutivo foral según le convenía.

El principal acusado es hermano de Víctor Bravo, ex senador del PNV y director de la Hacienda Foral guipuzcoana durante el periodo de 9 años en que se produjo la sustracción de fondos, que podría ser también responsable de un presunto delito de extorsión, en uno de los más flagrantes casos de chantaje que se recuerdan por estos pagos.

José María Bravo falsificó un documento de la Hacienda Foral para hacer creer a un contribuyente que adeudaba una cantidad que en realidad no debía. El afectado, decorador de oficio, se personó ante Bravo para conocer exactamente en qué consistía dicha deuda, y Bravo, propietario de un hotel en el Jerte, le convenció de que podía saldarla si accedía a prestar sus servicios y decorarle la instalación. Por culpa de actuaciones similares se está investigando al menos otros 35 expedientes, por los que las arcas forales de la Diputación guipuzcoana han dejado de ingresar 5 millones de euros.

Tal y como se comentaba en medios judiciales de Guipúzcoa, alguien capaz de cometer semejantes actos de terror fiscal "tiene que tener las espaldas bien cubiertas"...

Y esto parece que no ha hecho más que empezar. Siempre hemos insistido en la necesidad de una alternativa constitucionalista que permita abrir las ventanas y despejar el sofocante ambiente que padecemos en el País Vasco. No nos referíamos sólo a la imposición del nacionalismo obligatorio.

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