Hoy se ha llevado a cabo el mayor atropello de la historia de la democracia en Castilla-La Mancha. Hoy, Barreda y los suyos se han puesto a la altura de los seguidores del gorila rojo de Venezuela. Su forma de entender la democracia es la misma. Nuestro Hugo Chávez regional ha aprobado "su" reforma electoral, hecha a su medida para asegurarse seguir mandando, que no gobernando. Y lo hará en contra del sentido común, del diálogo, del consenso, de la negociación, y haciéndonos pasar por una enorme humillación y vergüenza ante el resto de comunidades españolas, las cuales no comprenden cómo en pleno siglo XXI, en España, puede haber todavía resquicios feudales como Castilla-La Mancha.
No existe ningún caso en el que un gobernante, apoyado en su propio grupo parlamentario, imponga sin negociación alguna una reforma hecha a su propia medida e interés, salvo que hablemos de países cuyos regímenes políticos son dudosamente democráticos. Quizás sea este el caso. Barreda, recién terminadas las elecciones, se marchó a recorrer Sudamérica y regresó infectado por la forma de hacer política en esos lugares. Sigue infectado y no se ha dado cuenta que esta comunidad no es su cortijo.
No hay precedente en la historia de la democracia española de ninguna comunidad donde se haya reformado la ley electoral en solitario y sin ningún diálogo. Es más, alguien puede imaginarse que dirían los socialistas madrileños si Esperanza Aguirre y sus parlamentarios populares modificaran la ley electoral de Madrid en solitario y sin contar para nada con ellos. No quiero ni pensar la que se armaría.
Pero hay que hablar de que, con ser un verdadero disparate el hecho de modificar una ley electoral para sacar beneficio partidista de ella, habría que rebuscar un calificativo para hacerlo en contra de lo pactado y firmado hace pocos meses.
Tras un largo diálogo, dejándonos todos pelos en la gatera, se llegó a un consenso entre el PSOE y el PP para reformar el Estatuto de Autonomía. Se votó por unanimidad en las Cortes Regionales, incluido el señor Barreda, y se publicó en el Boletín Oficial de las Cortes de Castilla La mancha del día 30 de enero de este año.
Ese texto, en su artículo 25.8 estipula claramente que la ley electoral necesitará de dos tercios para su modificación. Es decir, obliga a que para cualquier modificación electoral necesariamente tengan que ponerse de acuerdo los dos partidos con representación parlamentaria. Es un compromiso formal y cerrado.
La reforma estatutaria se remitió, para su toma en consideración estudio, debate y aprobación definitiva por el Parlamento Nacional y en ese trámite está. Decir que en esta legislatura que finaliza, se han aprobado hasta siete reformas de estatutos, todos salvo el catalán, con el acuerdo mayoritario de socialistas y populares. Sin embargo el de Castilla-La Mancha ha sido guardado en un cajón por el grupo mayoritario socialista, el cual se ha negado a tramitarlo sin que ningún socialista haya protestado por ello.
Todo el mundo entiende que un acuerdo entre partes, aunque no haya pasado por notario, obliga a las partes. Pero Barreda está por encima de eso. Él es capaz de negociar, acordar, redactar, firmar, votar y presentar un texto ante el Parlamento Nacional, e inmediatamente después actuar contra lo negociado, acordado, redactado, firmado, votado y presentado. Sin inmutarse ni caérsele la cara de vergüenza.
El Partido Popular defiende la reforma electoral, pero a través de una Comisión integrada por PSOE, PP e IU, en cuyo seno se aborden los criterios con arreglo a los cuales debe hacerse, estableciendo un sistema flexible, objetivo y duradero que garantice los principios de igualdad, proporcionalidad y representatividad.
Y a todo esto, ¿dónde está el fuego Barreda? Él que entiendo tanto de eso. ¿Qué urgencia hay en la reforma que hoy aprobará unilateralmente? La nueva distribución que va a imponer no se aplicará hasta las próximas elecciones autonómicas de 2011, y antes se habrá tramitado y entrará en vigor el nuevo estatuto. Entonces ¿por qué plantea Barreda la reforma electoral ahora y no espera a que entre en vigor el estatuto pactado? Pues precisamente para evitar la obligación estatutaria de tener que ponerse necesariamente de acuerdo con el Partido Popular. A Barreda, como jugador de ventaja, eso no le gusta. Él deja jugar, pero si él reparte las cartas y él lleva cuatro ases y el comodín.
En las últimas elecciones se eligieron diez diputados regionales por Albacete, once por Ciudad Real, ocho por Cuenca, siete por Guadalajara y once por Toledo. La reforma impuesta por Barreda se limita a aumentar un diputado en Guadalajara, argumentando que tiene casi cinco mil habitantes más que Cuenca y es injusto que siga teniendo un diputado menos. Y aumenta otro diputado en Toledo, que tiene cien mil habitantes más que Ciudad Real. Lo que demuestra que no vale lo mismo el diputado que aumenta en Guadalajara que el de Toledo, y tampoco con respecto al resto.
Los castellano manchegos sabemos que ofrece María Dolores de Cospedal y el Partido Popular, dialogo, consenso y cumplir lo firmado. Barreda y los socialistas, ofrecen intolerancia, imposición y su firma no vale ni el papel en que la estampan.