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Juan Carlos Girauta

Los atrincherados

La Eurozona también ha servido para que el presidente del Banco Central Europeo le sacara los colores a España por presentar los peores datos de productividad del selecto club.

"La realidad de los datos es contundente" y la economía "va mucho mejor que hace cuatro años" afirman Rodríguez y la secretaria de Política Económica del PSOE. Estamos ante una consigna de trinchera, ambos recurren a los mismos términos mientras caen estadísticas de punta sobre sus cabezas: la inflación más alta desde el 95, un repunte del paro con el ladrillo como protagonista, un déficit exterior del 10% del PIB (cuatro veces el porcentaje de 2003) y la caída de la confianza de los consumidores. En esta tesitura, el PSOE se pone a cubierto con engañifas y tonterías paralelas para lelos.
 
¿Qué podrán exhibir si se les pide que demuestren que la economía "va mucho mejor que en 2004?" "Mucho" no quiere decir nada; centrémonos en "mejor". Significa que el PIB ha crecido. Ya. Y entre 1850 y 2000 el PIB español se multiplicó por 40, como revela Leandro Prados de la Escosura. Curiosidades: la Guerra Civil tuvo un impacto negativo de… dos décimas anuales acumulativas (del 2,6 al 2,4 %), y la fase más espectacular, o "edad dorada", va de 1951 a 1974. Si sentáramos a una coliflor en la presidencia del Consejo de Ministros y a una berenjena en la silla del ministro de Economía, la economía española seguiría creciendo.
 
Estando en Schengen y en la Eurozona, quizá lo mejor sería olvidarse incluso de la col y de la solanácea y dejar las plazas vacantes. Pero Schengen también comporta responsabilidades que el gobierno Rodríguez ha traicionado con la regularización masiva de Caldera, una tropelía contra España y contra Europa cuyos efectos ya se han visto: volvemos a tener el mismo número de irregulares. En cuanto a la Eurozona, priva al Gobierno español del recurso a la política monetaria. Le queda la política fiscal. Por cierto, ¿tiene alguna?
 
La Eurozona también ha servido para que el presidente del Banco Central Europeo le sacara los colores a España por presentar los peores datos de productividad del selecto club. ¿Saben a qué los achacó la Comisión? A la regularización masiva y al asiento del crecimiento en la construcción, sector intensivo en mano de obra. Se le olvidó a la Comisión, cuyos economistas se aferran a magnitudes mesurables, mencionar la carencia clave de España: la formación.
 
Si dependemos de la construcción, lo último que debía hacer el Gobierno es lo que ha hecho, y oportunamente denuncia Casimiro García-Abadillo: "levantar expectativas de bajadas de precios y criminalizar a los inmobiliarios". Las vacas vienen flacas y Rodríguez, poco previsor, se dedica a comprar votos con el talonario público, sea con el cheque bebé, sea con los 210 euros al mes de la "emancipación". La contención del gasto público no va con él porque, también en lo económico, Rodríguez ha habitado el País de las Maravillas: los indicadores saneados que le dejó Aznar y el ciclo internacional favorable. Pero el ciclo toca a su fin. Que venga un gestor.

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