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Maite Nolla

Ya no me meteré más con el PP

El PP en Cataluña es un partido familiar –antes la familia que el votante–, quiere seguir siéndolo y en Génova trece quieren que así sea. Se acabó perder tiempo y amistades criticándoles.

El viernes pasado, que andaba yo por Madrid, me encontré a un conocido que es cargo electo del PP. Tras los saludos navideños, empezamos a hablar sobre la situación política. Yo le dije que van camino al desastre, especialmente por lo que han hecho en Cataluña. Aunque ellos sean felices con no más de quince diputados y no menos de siete, en Cataluña se ganan y se pierden las elecciones –veinticinco a ocho en las últimas. Renovando el partido con las mismas familias de toda la vida, corren el riesgo de pegarse una castaña pilonga. Después de un intercambio de argumentos de cortesía, me atizó con el manual de campaña y, qué quieren que les diga, me convenció; me convenció de que no hay nada que hacer. Les haré un resumen:

– Zapatero ha cambiado de política en cuatro o cinco asuntos fundamentales y no se puede hacer la misma oposición que en la anterior legislatura.
– Que ya no se justifica sacar a dos millones de personas a la calle y que el PP no puede ir de la mano de personas como Francisco Alcaraz.
– Que el PP no puede oponerse a que el contribuyente suelte el dinero para que los bancos lo devuelvan con intereses –si son tan amables– porque Merkel y Sarkozy también lo han hecho.
– Que el PP es una alternativa de Gobierno y, como no es Ciudadanos o UPyD, no puede votar a todo que no.
– Que Rosa Díez vota a todo que no por estrategia electoral y ellos votan a todo que sí por España.
– Que hay que ser un partido amable.
– Que en Cataluña la táctica es caer bien a La Vanguardia, que, al menos, "no nos trata mal".
– Que no han cambiado los principios, que han cambiado las formas.
– Que los críticos son siete u ocho y todos les conocemos.
– Que Federico miente.

He decidido que ya no les voy a criticar más; hasta aquí he llegado. Ese es el producto que van a presentar a las próximas elecciones y de ahí no les mueve nadie. Si otras personalidades se retiran, no dicen nada o se refugian en su escaño –bonito lugar– una servidora tiene cosas mejores que hacer. Rajoy ganó el congreso de Valencia, Alicia Sánchez-Camacho el de Cataluña, y Dolores López "Dolo" el de Lérida, con más del noventa por ciento de los votos. El PP en Cataluña es un partido familiar –antes la familia que el votante–, quiere seguir siéndolo y en Génova trece quieren que así sea. Se acabó perder tiempo y amistades criticándoles. Están convencidos de lo que hacen y no van a cambiar; luego, como se dice cuando vas de tiendas, si eso ya pasaré. Es decir, no les votaré o sí o ya veré que hago.

Me he dado cuenta de que una liberal como yo no puede estar todo el día diciendo a los demás lo que tienen que hacer y, menos, teniendo material de primera como tengo para hacer artículos como churros con los nacionalistas presididos por Montilla. Y, en su defecto, me meteré con Zapatero.

En España

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