Colabora
José Antonio Martínez-Abarca

2010, ven pronto

Seremos más pobres, pero sobre todo nos quedará menos tiempo por delante para aspirar a volver a ser ricos alguna vez, como debió pensar el financiero inicialmente honrado Madoff.

A falta de aproximadamente un día y un segundo para que venza este año 2008 –que dicen con sesenta milésimas de más– y advenga ese otro funesto 2009 que llega para nosotros con algunos años de vida menos bajo el brazo (he observado que, en fuerza de disgustos políticos y de toda raza, en los últimos tres años he envejecido visiblemente lo menos diez, y como poco otros diez que se esperan para el año próximo), me doy cuenta de que es inútil esperar nada del acontecimiento. Con el paso de los años ha ocurrido igual que con los sitios buenos: los tiempos de verdad, como los de antes, han cerrado por cese de negocio y ahora los años, tupidos de relativismo y televisión, son sólo franquicias de los anteriores. Son iguales que los anteriores, sólo que siempre un poco peores, como todas las copias de las copias. Los años cada vez te tratan más deprisa y con menos reverencia. ¿Qué puede esperar un liberal conservador optimista pero bien informado del 2009?

Yo creo que hay que ser realistas: nos daríamos con un canto en los dientes si aún dentro de un año no se ha instaurado la dictadura mundial del proletariado financiada por las cajas de ahorro. No se esperan para el ejercicio siguiente avances espectaculares de la libertad y la seguridad jurídica en el mundo. Ya se ha demostrado con los casos de Irak y Afganistán que las democracias sólo crecen sin una inversión inasumible donde pueden crecer, y ni un paso más allá. Habrá más guerras en el planeta y sobre todo nadie moverá una mano por atajarlas, no sea que alguien con una pancarta te acuse de buscar petróleo o te hagan una foto con los pies encima de la mesa. Evitar genocidios se ha convertido en un lujo inalcanzable para cualquier administración. Las guerras pondrán la banda sonora al buenismo. Seremos más pobres, pero sobre todo nos quedará menos tiempo por delante para aspirar a volver a ser ricos alguna vez, como debió pensar el financiero inicialmente honrado Madoff al notar que se hacía viejo y ya no tenía fuerzas sino para tapar unas mentiras con otras.

Por mucho que mañana nos hayamos tomado las uvas sin equivocarnos en los cuartos, el nuevo año no tendrá piedad alguna, así que ahórrense la posibilidad de atragantarse. El resultado será el mismo de tomar doce sorbos de acíbar, felicitar a nuestros familiares golpeándoles con la escobilla del wáter y echarse a la calle vestido con la rigurosa etiqueta de noche que llevaba el actor Bela Lugosi, intérprete del primer "Drácula", para tumbarse a dormir durante sus últimos años en su ataúd.

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario