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Maite Nolla

Cuidadín

¿Que la votación ha sido ajustada? Sí, como la de la elección de Alicia Sánchez-Camacho. Ningún partido, viejo o de nueva formación, aguanta una vara de medir similar a la que desde el principio se le ha aplicado a Ciudadanos.

Hace unos días estuve hojeando el libro de Joan B. Culla, La dreta espanyola a Catalunya. Para despistados, no habla de La Vanguardia, ni de los Godó, ni de la familia Maragall, ni del suegro de Laporta, sino que es una especie de análisis sobre la historia del PP de Cataluña, basado en que España y Cataluña son dos cosas distintas; mucho arroz para tan poco voto.

No lo compré, pero me dio tiempo a leer un pasaje en el que se hace referencia a un pacto que Eduardo Zaplana ofreció a Albert Rivera para concurrir a las elecciones municipales de 2007 conjuntamente en Barcelona, Lérida o Sitges, entre otras ciudades. El pacto garantizaba concejales de Ciudadanos y beneficiaba al PP por efecto de la ley electoral. La cuestión es que Albert Rivera se negó a dicho acuerdo aduciendo que eso suponía la desactivación de Ciudadanos en beneficio del PP; no lo digo yo, está publicado. De hecho, el posible acuerdo ni siquiera se sometió a la deliberación de la ejecutiva del partido –de la que yo entonces formaba parte– ni de ningún otro órgano. Es más, yo me enteré de todo esto hace relativamente poco, mucho después de dejar Ciudadanos y pasar al PP, y es posible que muchos dirigentes de Ciudadanos ni siquiera lo supieran, ni lo sepan. Por cierto, los que le han ido contando a Rajoy que el asunto de Ciudadanos favorece al PP y perjudica a Rosa Díez, por lo visto, no tenían ni idea de todo esto.

De los comentarios y las críticas que Ciudadanos está recibiendo estos días, muy pocas van al fondo del asunto; van desde los artículos desinformados y atontados que piensan que pueden meterle el dedo en el ojo a Federico a costa de Rosa Díez y a favor del PP oficial, hasta las críticas maleducadas y prepotentes de un tal Martínez. La clave del tema es por qué Ciudadanos –o su presidente– decide ahora pactar con el guiri éste y no quiso pactar con el PP en su momento. Vale que el PP es un desastre y todo lo que ustedes quieran, pero es lo que hay y ese pacto hubiera garantizado la subsistencia de Ciudadanos. El episodio relatado explica regular por qué se acaba pactando con la extrema derecha europea y el nacionalismo charro de por el puente de Aranda se tiró, se tiró. De todas formas, como buena liberal, que cada uno haga lo que pueda y lo que bien le parezca y que decida el que vota; al fin y al cabo, los órganos competentes del partido han decidido democráticamente. ¿Que la votación ha sido ajustada? Sí, como la de la elección de Alicia Sánchez-Camacho. Ningún partido, viejo o de nueva formación, aguanta una vara de medir similar a la que desde el principio se le ha aplicado a Ciudadanos.

¿Mi opinión? Que esto perjudica al PP, a lo mejor no ahora en las elecciones europeas, pero cuidadín con las próximas autonómicas catalanas. El posible castigo a Zapatero y el voto útil, aunque sólo sea para el disfrute efímero de ver perder a Zapatero, van a beneficiar al PP. En las catalanas que vienen, con un PP sin rumbo, sin ninguna opción, dando gracias por dejarles salir a la calle, ante la victoria segura del nacionalismo en cualquiera de sus formas y el camino libre para Rosa Díez, veremos. Avisados estáis.

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