Kristol se convertiría en un defensor del capitalismo como mecanismo de crecimiento, y de la curva de Laffer como inequívoca certeza de los incentivos que, desde Adam Smith, suelen afectar a las personas.
GEES
Compartir
Tuitear
Enviar
Enviar
marcat dijo el día 22 de Septiembre de 2009 a las 17:31:
Resulta esclarecedor para ver por dónde va el mundo el eco que se han dado los medios de comunicación ante la muerte de Irving Kristol en comparación con la muerte hace unas semanas de Ted Kennedy.
Kennedy ha pasado a la historia como un gran legislador, esto es, como un incansable otorgador de derechos y más derechos a los ciudadanos en esa huida hacia delante de los estados modernos para perfeccionar el estado del bienestar, esa quimera que nos impide crecer y hacernos ciudadanos dueños de nuestro propio destino.
Por el contrario, la muerte de Irving Kristol sólo ha tenido eco en medios liberales y si lo han hecho en los medios afines a la izquierda ha sido para recordarle con horror como el "padre de los neocon". El ideólogo de las grandes bajadas de impuestos en EEUU y partidario de cortar el cordón umbilical del estado con los ciudadanos como puntos esenciales de una sociedad de hombres libres resulta que no está bien visto por la izquierda occidental.
Los liberales tenemos mucho trabajo por delante porque aunque nos sintamos libres de espíritu no podremos serlo plenamente mientras vivamos rodeados de una mayoría que prefiere la comodidad que proporciona el estado al acicate que supone levantarse cada mañana dueño de su propio destino.
Resulta esclarecedor para ver por dónde va el mundo el eco que se han dado los medios de comunicación ante la muerte de Irving Kristol en comparación con la muerte hace unas semanas de Ted Kennedy.
Kennedy ha pasado a la historia como un gran legislador, esto es, como un incansable otorgador de derechos y más derechos a los ciudadanos en esa huida hacia delante de los estados modernos para perfeccionar el estado del bienestar, esa quimera que nos impide crecer y hacernos ciudadanos dueños de nuestro propio destino.
Por el contrario, la muerte de Irving Kristol sólo ha tenido eco en medios liberales y si lo han hecho en los medios afines a la izquierda ha sido para recordarle con horror como el "padre de los neocon". El ideólogo de las grandes bajadas de impuestos en EEUU y partidario de cortar el cordón umbilical del estado con los ciudadanos como puntos esenciales de una sociedad de hombres libres resulta que no está bien visto por la izquierda occidental.
Los liberales tenemos mucho trabajo por delante porque aunque nos sintamos libres de espíritu no podremos serlo plenamente mientras vivamos rodeados de una mayoría que prefiere la comodidad que proporciona el estado al acicate que supone levantarse cada mañana dueño de su propio destino.
Descanse en paz Irving Kristol.