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Fundación DENAES

Vete a Copenhague

En Copenhague, en un acto institucional de esta envergadura, sin la acreditación española no se entra. Eso sólo pasa en España, donde nuestros secesionistas domésticos, malcriados, se creen que todo el mundo es español.

Y tras los referéndums, vino la realidad. Y es que Pérez Carod, al día siguiente de haberse creído dirigente de la nación catalana, tuvo que quedarse en la puerta... en la de la Cumbre del Clima de Copenhague, donde de nada sirvió su "carnet" de "Gobiernos Regionales de Desarrollo Sostenible" con el que pensaba colarse.

En Copenhague, en un acto institucional de esta envergadura, sin la acreditación española no se entra. Eso sólo pasa en España, donde nuestros secesionistas domésticos, malcriados, se creen que todo el mundo es español.

Y ¡ay de sus camaradas de secesión, que le dejaron en la puerta! Ni solidaridad con el caído tienen los traidores, que empiezan por dejar a España y no dudan en llevar la acreditación española, olvidándose de Pérez Carod. Como Francesc Baltasar, del "equip de Govern de la Generalitat", que se transformó ante las azafatas, suponemos, en el españolito paleto que es.

Deberíamos enterarnos. Y viajar más, a lo mejor no para conocer el mundo, sino para conocer lo que es España. En Copenhague, por lo menos, lo saben.

La noticia, aparte de la hilarante escena, no se agota en ninguna anécdota, sino que es un "ejemplo", en el sentido clásico de "enseñanza", del hecho mismo institucional de España.

Ni pseudoembajadas, ni pseudoreferéndums, ni pseudocarnets les valen a quienes confunden la realidad española con su deseo de eliminarla. En el fondo, incapaces de la política, los secesionistas sólo tienen convencida a una parte de los españoles, una parte aquejada de ignorancia culpable, sepámoslo, porque lo que es al resto de españoles y de las naciones con asiento en la ONU, difícilmente se nos va a insuflar la especie de que España no existe.

Y para terminar con alegría navideña, incorporemos al acervo de las expresiones españolas una nueva. La próxima vez que Pérez Carod tome la palabra en público, estaría muy bien que alguien le espetase: "¡Vete a Copenhague!".

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