Zapatero y la energía nuclear
La señora De Cospedal ha perdido su apuesta populachera contra la instalación de un recipiente de energía nuclear merced al resultado de una votación en un pleno del Ayuntamiento de Yebra.
La decisión de dos ayuntamientos de España vuelven a darle la victoria a Zapatero. El bueno de Rajoy sigue sin enterarse de lo que va esta historia. Pobre. Dice que no tiene criterio. No hace falta que lo diga. Lo sabemos. Es obvio que los manejos y tejemanejes de la energía nuclear, en España, tienen un propietario. Se llama Rodríguez Zapatero. Su perfidia a la hora de plantear el asunto es de libro. No me extraña que haya vuelto a vencer entre tanto político estulto en las filas del PP, PSC y nacionalistas. Zapatero pasará, atentos a su cansina evolución, del rechazo total a la aceptación de las nucleares, según condiciones; y, finalmente, la solución para la instalación o no de silos nucleares vendrá dada por los propios ayuntamientos de toda España, y quién sabe, si más pronto que tarde, serán los propios ayuntamientos los demandantes de la construcción de alguna nueva central nuclear.
De momento, la decisión de crear en España almacenes para los residuos nucleares no sólo está tomada, sino que también será legitimada por decisión popular. Democrática. Por eso, precisamente, digo que el único ganador de este conflicto sobre la ubicación de residuos nucleares es Zapatero. Nadie como este presidente de Gobierno para sacar rédito político, especialmente electoral, de una situación relativamente complicada. En cualquier caso, Zapatero ha mandado un mensaje claro a sus adversarios: el único que manda sobre la energía nuclear es el presidente del Gobierno. Y, sin duda alguna, ya ha conseguido ganar con las decisiones de los ayuntamientos de Yebra y Ascó.
Quienes han tratado de adornarse con el rechazo fundamentalista de la energía nuclear, cada vez más segura y desarrollada, han sido vencidos. La señora De Cospedal ha perdido su apuesta populachera contra la instalación de un recipiente de energía nuclear merced al resultado de una votación en un pleno del Ayuntamiento de Yebra. No sólo ha sido derrotada su opción populista, sino que también ha montado un pequeño escándalo, uno más, en su partido, que muestra algunas contradicciones derivadas de la carencia de liderazgo y un programa ideológico deshilvanado. Cuándo se enterará este personal del PP del fundamento de toda política plausible, a saber, "no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez". No es mío, señores del PP, pertenece al filósofo político más realista del siglo veinte: Max Weber.
En todo caso, el pequeño escándalo provocado por la señora De Cospedal es menor, si se compara con la crisis surgida en todo el establecimiento político catalán por el resultado de la votación de un pleno extraordinario del Ayuntamiento de Ascó (Tarragona). Montilla, Carod-Rovira y el resto de sus socios de Gobierno han quedado con las vergüenzas al aire. Las imbecilidades populistas de los socialistas, nacionalistas y comunistas de Cataluña contra la energía nuclear han sido puestas en evidencia por un amplio margen de siete votos a favor y dos en contra para acoger el almacén temporal centralizado (ATC), una instalación que albergará los residuos nucleares de toda España.
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