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Francisco José Alcaraz

Las apariencias engañan

Lo que realmente debe preocuparnos es si por tercera vez el Gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero permitirá que ETA siga sentada en las instituciones.

En más de una ocasión hemos podido visualizar videos de personas secuestradas por organizaciones terroristas y en muchos de ellos los secuestrados expresan mensajes que van contra sus propias convicciones e incluso llegan a defender las causas de los secuestradores. Naturalmente, estos mensajes son el efecto que sobre la persona generan el secuestro y las torturas padecidas; por pura supervivencia los secuestrados dicen, ante una cámara de vídeo, lo que no piensan ni sienten. Utilizo este símil para explicar el supuesto cambio que el brazo político de ETA quiere transmitir a la sociedad española.

La reforma y aplicación de la Ley de Partidos supuso el arrinconamiento del brazo político de ETA; con la llegada del Sr. Rodríguez Zapatero a la Moncloa, esta aplicación se pervirtió hasta unos límites impensables, tanto es así que dicho brazo político consiguió instalarse nuevamente en las instituciones a través de la formación de las listas blancas y contaminadas de ANV y del PCTV. Después de la primera fase del proceso de negociación con los terroristas y las evidentes cesiones hechas por el Gobierno a ETA, la continuidad de ésta como tal en las próximas elecciones se le complica en cierta medida. Por lo tanto, para permanecer en las instituciones tienen que mentir y decir lo que no sienten y así burlar la Ley de Partidos. Si una organización política justifica el asesinato, forma parte de ETA y es responsable directa e indirectamente de cientos de crímenes, ¿qué problema tienen en mentir para poder sobrevivir políticamente? ¿Quién se lo impide?

Considerando que el asesinato es el más grave de los pecados –más que la mentira–, y como el brazo político de ETA no tiene reparo en apoyarlo o cometerlo, ¿por qué no asumir un pecado "menor" como lo es la mentira? El brazo político de ETA hará todo lo que esté a su alcance para su supervivencia, eso no debe de sorprendernos. Lo que realmente debe preocuparnos es si por tercera vez el Gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero permitirá que ETA siga sentada en las instituciones.

Estamos perdiendo un tiempo muy importante y cayendo en la trampa de la Gran Mentira que el entorno etarra, bajo directrices de ETA, está transmitiendo a la sociedad, haciéndonos creer que existen disensiones dentro de él. Es el primer paso para que ETA y su círculo sigan en las instituciones, al entrar en el grupo de los no violentos; esa es la trampa en la que no deberíamos caer. Sin embargo, bajo el paraguas de esa falsa unidad contra la violencia, muchos están mirando hacia otro lado y justificando un cambio que no es lo que parece. Nuestros políticos pretenden justificar así el masivo acercamiento de terroristas, las excarcelaciones, la presencia de ANV en los ayuntamientos, las mentiras respecto al chivatazo a ETA, la ocultación de las actas del proceso de negociación, la vigencia de la resolución parlamentaria para negociar con ETA, la falta de arrepentimiento por la persecución a algunas víctimas del terrorismo, la impunidad de Josu Ternera y su hijo –los negociadores–, las mociones en ayuntamientos a favor de presos de ETA apoyadas por los socialistas, la impunidad de quienes han negociado en nombre del Estado de Derecho y la justicia con ETA... Quisiera estar equivocado, pero esta estrategia de negociación tiene como finalidad presentar ante España una supuesta transformación de una parte de ETA.

Este Gobierno tiene muy bien aprendida la lección de Charles Churchill cuando dijo: "Esforzaos en mantener las apariencias, que el mundo os dará crédito para todo lo demás". Ese crédito que muchos están dando a Zapatero, a veces por intereses personales o colectivos, yo no se lo doy, por lo que le grito alto y claro: ¡En mi nombre, no!

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