Grande Pablo.
Ayer, en uno de las habituales bajadas bruscas de intensidad de la señal de esRadio en Zaragoza, naufragué en Radio Nacional, que está al lado en el dial. Empezaba entonces una entrevista a Santiago Carrillo "por su último libro".
Antológico. El presentador del programa le dejó mentir a gusto, llevándolo eso si del brazo para que el ancianito fuese más asimilable y simpático a los oyentes incautos y jóvenes, se supone.
La apoteosis llegó cuando le preguntó (?) si lo que querían aquellos jóvenes (insistía en lo de jóvenes como valor), si su ideal era traer una democracia "más o menos como la actual". Carrillo tuvo fácil apostrofar al presentador: "si, si, una democracia como la actual, si acaso con más peso de lo social (sic)"
(Y tanto. El peso del plomo calibre 9 mm.)
Muy timidamente, el locutero ¡mencionó a Stalin! (válgame Dios). Carrillo, increiblemente (¡se echaba menos flores que las que le echaba el presentador!) reconoción que hasta el discurso de Krushev en el XX Congreso del PCUS (¡ 1956 !) no empezó a tener dudas acerca del Padrecito. Por supuesto, recurrió a la típica alabanza de Lenin en contraposición con el malo malísimo Stalin.
Loas a la resistencia comunista en el interior de España. Ni mención, de las purgas de comunistas díscolos dentro de España y en la URSS (me refiero a la mención que pudiese hacer el entrevistador, no podía esperarse otra).
Y, para finalizar, una tímida alusión del locutor de Radio Nacional de España a los críticos, a Paracuellos... (casi no se le oía, y lo dejó caer como con prisa por acabar). No respondió, claro, se zafó con la morralla de la pregunta.
Yo no creo que el asesino de carrillo hubiera preferido pasar más desapercivido porque.
No tiene ninguna prisa por morirse.
Como buen sádico si puede hacer daño,lo hará.
La gente que le apoya es de su misma casta.
Vendeano,debes de ser muy valiente porque para tragarse una entrevista del carnicero de paracuellos hay que tenerlos muy bien puestos.