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¡Que gane el mejor!

Sería deseable que todos los órganos de gobierno interno del Poder Judicial fueran elegidos democráticamente. Así lo hemos pedido los más de 1400 jueces que nos adherimos al Manifiesto por la despolitización y la independencia judicial.

Alfredo de Diego Díez es magistrado y secretario territorial para Andalucía y Extremadura del Foro Judicial Independiente.

"Dentro de unos días tendrá lugar en el Consejo General del Poder Judicial una entrevista a fin de elegir diversos cargos de libre designación. Nada de particular, si no fuera porque, en esta ocasión, y como candidata a la presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, se presenta María José Renedo Juárez, una magistrada no asociada propuesta y apoyada por la misma candidatura que ganó con mayoría absoluta las últimas elecciones a la Sala de Gobierno del tribunal castellano-leonés, integrada por jueces de Foro Judicial Independiente, Francisco de Vitoria y no asociados.

Aunque no lo parezca, es una verdadera conmoción para el llamado «reparto de cromos» en los nombramientos discrecionales. Es el germen de una tímida revolución judicial que sin pausa, y aunque con más pena que gloria, va calando y dando sus pequeños frutos a costa de grandes dosis de paciencia y sacrificio personal.

Sería deseable que todos los órganos de gobierno interno del Poder Judicial fueran elegidos democráticamente. En el caso de los Presidentes de los Tribunales Superiores de Justicia la elección debería quedar en manos de los miembros de las respectivas Salas de Gobierno. Así lo hemos pedido los más de 1400 jueces que nos adherimos al Manifiesto por la despolitización y la independencia judicial. Esta democratización comportaría para los elegidos una firme garantía de su independencia externa e interna, cortando, de raíz, cualquier posibilidad de medrar en la carrera judicial al margen de los propios méritos profesionales. Supondría un paso firme para desterrar uno de los males que justifican las quejas sobre politización de la justicia. Pero, para eso, es necesario un cambio legislativo que, quienes pretenden sojuzgar la justicia a sus propios intereses políticos, no parecen interesados a llevar a cabo por el momento.

Nos conformaremos, también por el momento, con esta bocanada de aire fresco. La proposición de una candidata a la presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, hecha desde la base, es un hito en la moderna historia judicial española, que debería tener efecto multiplicador en otras comunidades autónomas. Las imitaciones, en este caso, son bienvenidas. Y el Consejo General del Poder Judicial tiene una ocasión de oro para demostrar que aún puede ganarse el respeto de los jueces designando al mejor de los candidatos, al que destaque por sus méritos y capacidades, sin mirar, ni siquiera de reojo, su adscripción asociativa. Es la «prueba del algodón» para nuestro supremo órgano de gobierno. ¡Que gane el mejor!"

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