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Aborregados

Nos hemos acostumbrado a que hagan y deshagan en nuestra vida, a vivir con coerciones e imposiciones, con admoniciones y sugerencias del poder, y aquí no pasa nada. Somos una sociedad adocenada y aborregada. Digamos adiós al viejo español.

dragonto dijo el día 28 de Febrero de 2011 a las 21:58:

#Minaya

Perdone que le diga que un impuesto extraordinario no tiene justificación. Ni siquiera uno ordinario.

Los ciudadanos gastan libremente su dinero en lo que consideran oportuno, no hay necesidad de que el estado distorsione el mercado y elija que productos van a ser más asequibles y cuales no.

Si el petroleo es un bien escaso su precio subirá por si solo sin ninguna necesidad de que el gobierno decida que nos va a costar más artificialmente.

No solo es innecesario sino un robo, ya que el combustible seguira siendo consumido practicamente igual, ya que la gente que usa el coche en una crisis es quien realmente necesita usarlo, y haciendolo artificialmente mas caro obliga a esa gente a dedicar dinero extra al petroleo que podría dedicar a comer o a cuidar mejor de sus hijos, etc.

Finalmente, esasmedidas no estimulan el ahorro, solo obligan a gastar más, con lo que el efecto es el contrario.

El ahorro de la población nunca puede ser algo a imponer por ningun motivo de emergencia, cada individuo debe ser libre para elegir si ahorra o gasta. Si se impone ahorrar, quienes valoren su libertad emigrarán a donde puedan seguir eligiendo.

FERRUZ dijo el día 28 de Febrero de 2011 a las 16:10:

Hay que reconocer a zp un mérito: el haber sacado lo peor del pueblo español, convertido hoy en una legión de borregos arrastrados que acatarían incluso el derecho de pernada si lo reinstaurasen los izquierdistas. Porca gentuza que pulula por el estercolero patrio...
Y mientras mari-ANO maricomplegineando en su nirvana.

Minaya dijo el día 28 de Febrero de 2011 a las 13:01:

Bien traído. Mi coche gasta menos a 120 que a 110.

Si de verdad quisiesen disminuir el consumo de gasolina, lo primero sería dejar aparcados los coches oficiales y los aviones y helicópteros y que los políticos de la casta viajasen en metro.

Lo segundo, limitar la velocidad de los coches oficiales que tuviesen que circular a 90 km/h en carreteras y autopistas.

Y si no quedase más remedio que estimular el ahorro de la población por motivos de emergencia, lo lógico sería usar los mecanismos del mercado y subir el precio con un impuesto extraordinario, de modo que los propios ciudadanos racionasen el consumo en función de la utilidad que obtienen. Por supuesto, las rentas de dicho impuesto deberían rebajarse del IRPF de todos a final de año, o aplicarse a la rebaja del IVA de los artículos de primera necesidad.