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José Carlos Rodríguez

La chaqueta de Botín

Lo único que ha hecho es ponerse la chaqueta. Lo que no ha hecho, eso queda claro, es cambiarla. Siempre ha estado al lado de Zapatero. No sabemos si a la izquierda, a la derecha, delante, detrás, pero cerca.

Las portadas de varios de los diarios nacionales han tirado por la foto de Emilio Botín poniéndose la chaqueta camino ya del Palacio de la Moncloa. Dejaba ver, así, sus tirantes, de ese rojo Santander que tiñe todas sus corbatas. Y parecía decir, con ese gesto, que ha estado trabajando en las palabras que iba a decir ante Zapatero hasta el momento antes de pronunciarlas.

En fin, que se puede interpretar como uno quiera. Al fin y al cabo lo único que ha hecho es ponerse la chaqueta. Lo que no ha hecho, eso queda claro, es cambiarla. Siempre ha estado al lado de Zapatero. No sabemos si a la izquierda, a la derecha, delante, detrás, pero cerca. A comienzos de septiembre de 2007, un año antes de que estallara la crisis, Botín hizo de anfitrión del presidente del Gobierno, y lanzó un claro mensaje de confianza en la política de Rodríguez Zapatero. El diario El País titulaba entonces: "Zapatero y Botín coinciden en confiar en la economía frente al catastrofismo del PP", lo que acompañaba con una foto en la que ambos personajes se fundían en un monstruo de dos cabezas. Hoy tenemos la catástrofe, pero el apoyo del banquero no ha cambiado.

En la Junta General de Accionistas de 2010, Botín alabó la política de contención del gasto del Gobierno. Aunque pidió nuevas reformas, que más tarde tendría ocasión de alabar, como la financiera. En febrero de este año, con Merkel revisando en Madrid el cumplimiento de la política económica que ella ordena, volvió a incidir en las "magníficas" reformas zapateriles. Este sábado ha dicho claramente que Zapatero no debe convocar elecciones anticipadas ni debe anunciar su intención de no presentarse, si es el caso. Lo primero porque detendría el programa de reformas hasta la llegada de un nuevo Gobierno y lo segundo porque entorpecería la labor del Gobierno, más pendiente de mantenerse en equilibrio con todos sus ministros liderando candidaturas a suceder a Zapatero, o alineándose con uno u otra. ¿No había un partido de oposición que legítimamente aspira a suceder al PSOE en el poder y, acaso, hacerlo un poco mejor? Nada, la opción es Zapatero hasta el final, y Dios dirá.

No es el único que ha salido en socorro del Gobierno. Al fin y al cabo, los empresarios deben luchar por sus propios intereses y en un momento de zozobra financiera es lógico que los banqueros opten por la estabilidad y por mantener la política económica de Merkel. Ahora, nadie se ha puesto la chaqueta camino de La Moncloa con tanta gracia como Emilio Botín.

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