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Moción en las urnas

Rajoy no puede sentarse a esperar que los socialistas se destruyan a sí mismos, porque en esa lucha partidista ambos pueden sumir al conjunto de España en un caos absoluto.

loboe dijo el día 25 de Mayo de 2011 a las 13:13:


Puedo estar equivocado, pero creo que esperar que Rajoy dé contenido político a su discurso y que genere ilusión, es puro voluntarismo y un ejercicio mental totalmente ajeno a la realidad.

Para empezar y por muchos códigos mercantiles que tenga en su cabeza -algunos de los cuales supongo que se le habrán olvidado-, creo que el Sr. Rajoy es una persona mediocre y de escasa o nula trayectoria vital en el mundo real. Incluso diría que es justamente el anti-líder y totálmente incapaz de generar esa ilusión que irradia el que verdaderamente está seguro de sus ideas y está dispuesto a predicar en el desierto por una causa en la que cree.

Este último es el tipo de personas son las que después de una profunda meditación, y de haberlas contrastado en el mundo real, cree firmemente en ciertas ideas y son capaces de defenderlas incluso en solitario frente al resto del mundo. Estos individuos, que por desgracia no abundan, se caracterizan porque no utilizan estratagemas para vender su idea, sino que van directas al grano y sin utilizar envoltorios; oportunismos ni subterfugios de buhonero de feria. Generalmente solo utilizan dos armas: su “verdad” y su entusiasmo, y por supuesto, jamás les oirán decir aquello de “lo que interesa ahora a la gente es…”. Su idea es cierta y buena con independencia de lo que la gente crea que le interesa -un ejemplo del pasado reciente lo tenemos en Churchill y su promesa de “sangre, sudor y lágrimas“-. Defienden el tipo de conceptos que además de atemporales, no dependen de que sea invierno o verano; de que haga frío o calor o de que estén en París o en Pequín. Otro ejemplo de nuestros días lo tenemos en la Sra. Rosa Díez, que podrá estar equivocada o no, pero que incluso en la soledad de su escaño, es capaz de ir al grano y de mantener su bandera y su discurso con independencia del sitio y del riesgo de que le partan la cara.

Si exceptuamos a la Sra. Aguirre, que en realidad actúa como francotiradora en su propio partido y a la que el Sr. Rajoy tolera de mala gana por su fortísimo gancho electoral, creo que en la actual cúpula del PP no existe ni un solo político de verdadera talla, que cuente con la cabeza y las ideas sobre lo que es un proyecto político de enjundia -en especial, para un país gravemente enfermo como el nuestro- y si entendemos como tal, algo más que tiritas y cataplasmas económicas. Es cierto que en el área económica, tenían al Sr. Pizarro, pero lo aburrieron después de exhibirlo como gancho electoral -muñeco de feria diría- al estilo de lo que hizo González con Garzón en su momento.

Además de carecer de las cualidades anteriores, el Sr. Rajoy está asesorado por un experto en márketing, lo que tampoco tiene nada que ver con la Política -con mayúsculas-, porque una cosa es el diseño del futuro de una colectividad y otra la venta de Cocacola. Además, en este aspecto de exigir altura de miras y pensar en el futuro de la comunidad antes que en intereses partidistas, el Sr. Rajoy no puede reprocharle absolutamente nada al PSOE, porque en lugar de centrarse en los contenidos políticos y esperar que el tiempo y el convencimiento de que la verdad es única, acaben dándole la victoria, sus comportamientos también se han ajustado exclusivamente a un cálculo electoralista y de aritmética parlamentaria -estoy pensando en las mociones de censura y en su opinión de que solo se presentan para ganarlas porque para él, las cuestiones de honor, de fuero y de principios, no existen. Supongo que tampoco entendería meterse en una pelea por defender al débil sin la certeza de que la ganaría sin mancharse el traje-.

Para colmo de males y redondear el círculo, precisamente debido a su carencia de la mundología que proporciona el haber pisado más de cuatro charcos, al Sr. Rajoy le falta ese punto de malicia; de “vista larga y mala leche” -que decían antiguamente de los “Civiles”- necesarios para fajarse con la izquierda en igualdad de condiciones. Lo de robarles la merienda ya lo hicieron una vez el 11-M, y volverán a hacerlo todas las veces que lo necesiten. De hecho, a pesar de su actual guirigay, alguno ya está preparando la próxima jugada.

Me gustaría equivocarme, pero creo que lo desgraciado de la historia es que entre tanto, y con independencia de que sean galgos o podencos, el enfermo se nos muere.