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Pablo Montesinos

Muchos en el PP son César Vidal

En voz de un asesor, "es como si estuviéramos en una burbuja, mientras todo a nuestro alrededor se desmorona"

Estimada Ketty:

Mariano Rajoy afronta la recta final con la desesperación de alguien que quiere empezar ya a trabajar. Le sobra todo en esta campaña. En voz de un asesor, "es como si estuviéramos en una burbuja, mientras todo a nuestro alrededor se desmorona". Y en esa nube, el candidato del PP tuvo este martes un paseo por las calles de Santander, que más bien parecía una carrera de obstáculos para acabar cuanto antes.

A paso rápido, el jefe tomó la delantera mientras el presidente regional, Ignacio de Diego, y el alcalde de la ciudad, Íñigo de la Serna, le seguían como podían. Cuando los ciudadanos descubrían quién era el protagonista de tanto alboroto, ya estaba demasiado lejos como para pararlo. Sólo puso especial empeño una madre que quería presentarle al "futuro presidente" a su hijo recién nacido, babero del PP incluido. Y le costó, estuvo a la carrera varios metros con el niño a cuestas, pero ahí que le plantó dos besos permitiéndonos al séquito tomar un poco de aliento.

De lo que no se enteró Mariano fue del comentario que le hizo una señora que dejó entrever que no le gustaba que andara por allí como Pedro por su casa. Más oído tuvo De Diego, y utilizó vocabulario de calle para contestarle: "Mucha gente se va a joder (...) no va a haber recortes". Ya en el atril, y con un léxico más político, insistió en la idea de sanidad, educación y servicios sociales para todos.

Regreso a mi idea principal, que me pierdo. Quienes ya llevan unas cuantas elecciones a sus espaldas, incluso dentro del PP, insisten en la sensación de hastío generalizado. No es que Rajoy no llene, que lo hace pese a ser martes a media mañana o pasadas las ocho de la tarde y con una tormenta de las que dan miedo. Y aplauden, claro que sí. Y animan el cotarro, cómo no. Pero me cuenta que no es como otras veces...

En éxtasis entraban las bases cuando, en 2008, Mariano rememoraba el "nos conviene que haya tensión" de Zapatero al periodista Iñaki Gabilondo. O cuando miraba el reloj para quejarse de que Manuel Chaves aún no había dimitido por los presuntos beneficios de su hija. Falta "brillo" y es que Rajoy pocas veces saca el mono de campaña; prefiere su impoluto traje de presidente.

Percha que uso para volver a la letra de mi canción, que tiene como título ese al PP le sobra la campaña que utilicé para nuestra primera carta de amor, como tuvo a bien definir Adriana Rey el viernes pasado, convertida en torera radiofónica en sustitución de don César. Por cierto, que mi último recado es para él (no te molestes, la próxima carta será en exclusiva para ti). En la caravana del PP ya es de dominio público su hartazgo por la "dichosa" campaña. Y es igual de conocido que busco cualquier guiño a sus comentarios. Así que ya le advierto que cualquier día se me escapa la carcajada en directo. Aquí muchos son César Vidal: "¡Que termine esto, hay que ponerse a trabajar!".

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