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Cristina Losada

El traspaso del cadáver

El traslado políticamente significativo no es el que afectaría a los restos del dictador, sino el que ha consumado el Gobierno saliente al meter la “memoria histórica” en el cajón del Gobierno entrante.

Llevara o no llevara bicho la fecha electoral, al final apareció el espectro. Se empieza por remover las fosas y se acaba por no respetar los modales. Así, en lugar de un civilizado traspaso de poderes, el Gobierno ha hecho un traspaso de cadáver. A modo de despedida, deja los restos de Franco sobre la mesa con una orden de desalojo perentoria. La comisión designada por el Ejecutivo no ha propuesto aplicar la dinamita al Valle de los Caídos, que es lo que gusta a los talibán de cualquier rincón del orbe, pero ha dado gusto a los exhumadores que han aflorado entre nosotros. No considera viable acceder a la petición de familiares que deseaban trasladar los restos de los suyos y, sin embargo, aconseja el traslado de los huesos del dictador, a pesar de que su familia se opone. Ello en nombre de la conciliación, un objetivo que la sociedad española había alcanzado mucho antes de que los socialistas acordaran torpedearlo con el desentierro de los bandos.

Que los árboles no tapen el bosque. El traslado políticamente significativo no es el que afectaría a los restos del dictador, sino el que ha consumado el Gobierno saliente al meter la "memoria histórica" en el cajón del Gobierno entrante. En román paladino, el PSOE le ha dicho al PP: "ahí te quiero ver, a vueltas con el cadáver de Franco". Porque si no lo traslada, ya tiene el sambenito. Más claro, Guerra. De no sacar Rajoy de allí esos restos, sentenció, "es que hay un sentimiento de coincidencia con el pasado". O sea, la coincidencia que siempre ha buscado establecer la "memoria histórica". Pues la implacable campaña contra la dictadura que el partido socialista lanzó a los treinta años de la muerte del dictador, y ni un minuto antes, tenía entre sus propósitos identificar al PP con el franquismo. Orwell al canto: "quien controla el pasado controla el futuro; quien controla el presente controla el pasado". De eso va la instrumentalización política de la Historia.

De eso y no del reconocimiento de las víctimas, que ha sido mero rebozo sentimental. El PSOE ha gobernado el tiempo suficiente para reparar a las víctimas y hacer movidas de estatuas y cadáveres, pero o no principia o no termina la tarea. Es que España aún no está preparada, alegan. ¿Nunca lo está cuando gobiernan? En fin, algo habrá que dejar para el próximo Zapatero. Que sea él –o ella– quien levante la losa y se apunte el tanto.

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