Obviando el soporífero discurso de María Dolores de Cospedal, lo mejor del congreso del PP es que Rajoy ha defendido su propia reforma laboral precisamente hoy, domingo de manifestaciones. Con toda la propaganda en contra, lo fácil y a lo que nos tienen acostumbrados los políticos es al recurso a arrugarse o a desaparecer. Y en este caso, no lo ha hecho. También es verdad que si Rajoy no hace ahora algo, con mayoría absoluta, recién ganadas las elecciones, sin oposición, y dando por descontado que Arenas va a arrasar en Andalucía, no se me ocurre cuándo ni cómo iba a tenerlo con el viento más a favor. Además, con Rosell de mediador, y por supuesto por interés, parece que hasta los nacionalistas están más por apoyar que por fastidiar.
Y Rajoy sabe que durante un tiempo una cosa será la realidad y otra la ficción de la izquierda o lo que quede de ella. Por ejemplo, en Telecinco han hecho una presunta encuesta entre sus internautas y el 75 por ciento estaba a favor de la huelga general. Se ha dicho que en Barcelona cuatrocientas mil personas, con Carmen Chacón a la cabeza, se han manifestado contra la reforma. Vale que en Barcelona tenemos precedentes de que donde dicen cuatrocientas mil, son menos de cuarenta mil; pero lo dicen. Y, sin embargo, la realidad es que los sindicatos no se van a atrever a convocar una huelga y que la izquierda va a seguir en esta "leve" tendencia al desastre durante unos años. Los sindicatos no convocan la huelga porque se acogen a la teoría de Artur Mas para no convocar referéndums: perderlos –en este caso, perderla- generaría frustración. Es verdad que La Razón es socia fundadora de eso que Federico llama la "brigada del aplauso", pero entre la chuflaencuesta de Telecinco y la publicada hoy por el periódico de Marhuenda, que dice que de celebrarse ahora elecciones Rajoy sumaría un diputado más a los 186 que tiene, me quedo con ésta última. Aunque sólo sea porque desde mayo de 2011, a los partidos en el poder, a los que se acusa de recortar, les ha ido muy bien; y mejor que les irá.
Es verdad que bajo la excusa de un congreso, esto no ha sido más que un mitin, que demuestra que vivimos en una insoportable y permanente campaña electoral. Pero al menos ha servido para que el Gobierno se defienda a sí mismo. Que hoy tocaba.