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Pablo Montesinos

El amor entre Rajoy y Merkel: palabras, pero no hechos

Una semana movidita, para variar. Me siento más tranquilo al escuchar al portavoz del Ministerio de Finanzas alemán, Martin Kotthaus, considerando "muy convenientes" los argumentos de Rajoy. Pero ahí están las comunidades para volver a suscitar dudas.

Querida Ketty

Aunque los lectores no lo sepan, en esta ocasión me retrasé a la hora de entregar mi misiva. Lo siento. Andaba descubriendo entresijos de los tuyos en un libro titulado Bajo las alfombras del Congreso, no sé si te suena... En el capítulo nueve del mismo se habla del renacimiento socialista, con epígrafe especial sobre la guerra sucia de una formación que vio como pasaba del poder a la oposición. Saco a colación esta obra, cuya autora tiene como iniciales K.G., porque me resisto una semana política más a creer que no sobrevuelan cuchillos en esa segunda casa tuya llamada Ferraz.

El miércoles me contaron un chascarrillo al respecto. Los míos, siempre intentado compartir protagonismo... Me dicen, no sé si me podrías confirmar, que durante el ya histórico encuentro de Rajoy con la prensa en el bar Manolo, próximo a la Cámara Baja, ocurrió un suceso que pasó desapercibido. Mientras el presidente despachaba tan a gusto, Carmen Chacón pasó por los aledaños y se acercó a la puerta –que deja ver el interior– para saber el motivo de tanto alboroto. Al comprobar que era Rajoy, tuvo la tentación de entrar y pasar a saludar como si nada, con todo lo que esto podría suponer para Rubalcaba, que por entonces ni tan siquiera lograba hablar por telefónico con el jefe. Al final, siguió de largo...

Bueno, dejo ya de involucrarme en tus cometidos, y me centro en los míos. En la mesilla, junto al libro de K.G., también tengo otro de Javier Rupérez sobre las relaciones de España con el mundo, y en especial con Estados Unidos. En el prólogo, Aznar dice de su época como presidente: el país "estaba en un momento de prosperidad económica, confianza en sí misma y apertura al exterior". Y en esa reconquista anda el actual mandatario, primero en Chicago, después en París y finalmente en Bruselas.

Dicen en el Gobierno que la cosa ha ido bien. Que ya somos casi íntimos con Angela Merkel, y que en el tú a tú François Hollande también nos ha parecido mu majo. El problema es que, una semana mas –y ya son varias–, la prima de riesgo sigue alrededor de los 480 puntos –el viernes escaló a los 493 tras el anuncio de quiebra de Cataluña–, un nivel que asusta de puertas para adentro, pues en su día hizo caer a otros. "Hemos hecho nuestros deberes, hemos sido el alumno aplicado, ahora es la UE quien tiene que actuar", afirma un ministro preocupado. Pero, de momento, el BCE sigue sin inyectar liquidez. Y eso que sigue las directrices de Berlín, a pesar de ser teóricamente independiente. "Si la cosa se pone muy fea, actuará", aseguran.

Una semana movidita, para variar. Me siento más tranquilo al escuchar al portavoz del Ministerio de Finanzas alemán, Martin Kotthaus, considerando "muy convenientes" los argumentos de Rajoy. Pero ahí están las comunidades para volver a suscitar dudas. Artur Mas hablando de que no pueden más, Griñán poniendo en cuarentena el programa de reformas... Vamos, una fiesta. Así que, con las mismas, vuelvo a las alfombras del Congreso para seguir sabiendo más de tu PSOE.

Un beso

Pablo

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