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Pedro de Tena

Los dos problemas del PSOE

La inmensa mayoría de sus activos han bebido de las aguas sucias con las que se ha tejido el poder socialista en la España democrática desde 1976.

El PSOE tiene dos problemas. Uno, el socialismo. Otro, las personas que lo componen y la escuela generada por la indiferencia ética de los protagonistas de Suresnes. Sobre el socialismo como doctrina no voy a extenderme. La caída del Muro de Berlín, esto es, el hundimiento del socialismo real, el único socialismo que ha tenido todo el poder en muchas naciones y estados del mundo desde 1917 a 1989, ha sido tan elocuente que más palabras no añaden más que cansancio. Pero es una caída aparente, porque el otro socialismo, el supuestamente democrático, el que quiere un Estado cada vez más fuerte sin ser el único poder, pero condicionando a los demás, tiene aún oportunidades debido a las dimensiones que "lo público" ha adquirido en todos los países democráticos, incluido Estados Unidos. El afán insaciable de recursos de los demás partidos, a derecha e izquierda, consolidan esta meta. Succionar las ubres ciudadanas y las energías de la sociedad civil para formalizar un poder irresistible del Estado es su tarea actual. Además de someter a la dependencia a los más débiles, se trata de dar a luz a una nueva burguesía proestatalista, con dineros procedentes y dependientes del Estado para financiarse y competir deslealmente (desde subvenciones a Cajas de Ahorros) y compuesta por ilustres socialistas. Es lo que se ha hecho en España tejiendo una espesa tela de araña autonómica perfectamente visible en Andalucía, entrevisible en Extremadura y Castilla-La Mancha e intentada en las demás comunidades. 

Pero el problema inmediato que tiene el PSOE es el de las personas. La etapa de Suresnes ha terminado con el epigonato de Zapatero El Horrible, pero su historia ha legado un conjunto de personajes con unos comportamientos muy distantes de la coherencia racional, la lealtad nacional y de la decencia ética. No crean que nos referimos sólo a la elite que acompañó a Felipe González y Alfonso Guerra, sino a los cabecillas regionales y locales que heredaron de aquellos un escaso aprecio por la democracia formal y ningún afecto por los valores de ella derivados. La existencia de tantos casos de corrupción en el PSOE –los del PP tienen otro fundamento–, tienen que ver con ese mal ejemplo, con estructuras de partido verticales dirigidas a ganar votos como sea y con quien sea y a ocultar la verdad en tanto la verdad perjudica al aparato. 

Por ello es tan difícil encontrar el camino de la regeneración. Véase ahora el intento llamado Nuevo Socialismo 3.0, con la que 3.000 militantes solicitaban la dimisión de toda la dirección del partido y convocar un congreso extraordinario. Incluso, cuenta la enorme Garat, no descartaban movilizarse con un remake indignado, "Rodea Ferraz", que indignó... al bueno de Alfredo cada vez más El Breve. Pero, ¿quién está detrás de este nuevo jaleo? Luis Ángel Hierro, un economista afincado en Sevilla, que fue diputado por Sevilla. Este año, por ejemplo, ha publicado un libro titulado Yo amo el Estado del bienestar. Pero si se escarba un poco en la biografía de los Hierro –tiene una hermana llamada Antonia que fue alcaldesa de Tomares, Sevilla–, se encuentran los mismos vicios de comportamiento que los de otros. Antonia Hierro hizo de todo en Tomares, desde mandar una escolta de motos policiales a la boda de su hija, a retirar sin orden de la Junta Electoral la propaganda del partido de la oposición, el PP, pasando por la ayuda consiguiente a amigos de la causa, por parar aquí porque la serie es larga con procesos judiciales incluidos. Y, cómo no, varios miembros de la familia estuvieron colocados y/o amparados por la Administración. 

El problema del PSOE heredero de Suresnes es que hay poco donde escoger porque su cuerpo casi al completo está contaminado. La inmensa mayoría de sus activos han bebido de las aguas sucias con las que se ha tejido el poder socialista en la España democrática desde 1976. Cataluña será el próximo batacazo de este enfermo casi terminal. Y aun así, todos nosotros, incluso los que no somos de esa cuerda, necesitamos un partido socialista español que se refunde sobre bases democráticas, ideológica y organizativamente, porque si al final todo esto desemboca en paleocomunismo de Izquierda Unida, estamos apañados. 

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