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Pedro de Tena

Esa noche pago yo

Amenaza Susana Díaz con que lo pagaremos todos los que no hemos apoyado la reedición del régimen socialista.

Amenaza Susana Díaz con que lo pagaremos todos los que no hemos apoyado la reedición del régimen socialista, que ha tenido cuatro efectos letales sobre la sociedad andaluza: la ineficacia ineficiente que le ha llevado a seguir situada a la cola de España y Europa en los parámetros básicos de bienestar; la epidemia más importante de corrupción ligada a un partido en España en dinero y efectos; el deterioro institucional sin precedentes, por haberse ocupado sectariamente, esto es, pervertido, todo el aparato administrativo, financiero y comunicacional de la sociedad, sin respeto alguno por las reglas democráticas y las más mínimas reglas de juego y el acojonamiento de la conciencia crítica, libre y valerosa, que ha sido sustituida por el mamoneo servil y, cuando no es posible, por el miedo.

La relación de Susana Díaz con el miedo dentro de su propio partido no es nueva. Fíjense cómo se describen sus modos y maneras en una página de afiliados del PSOE de Sevilla, textual:

Es tanto su ego que solo se rodea de babosos y palmeros para que no le hagan sombra y en eso puede estar tranquila, pero tanta inutil tiene su pros y sus contras hasta ahora le han servido fielmente a partir de ahora viene lo dificil, intentar ocultar sus miserias, no puedo decir que les deseo suerte para nada, todo lo contrario. Nos vemos en el infierno.

Por eso, yo pago esa noche. Amigos, como en la vieja canción que oí de Lucho Gatica, aún no es hora de abandonar, tomemos unas copas. Yo pago esa noche en la que el régimen andaluz pueda comenzar a ser desmontado por los partidarios de la sencilla y deseable democracia liberal. Debe ser el primer objetivo y luego, lucha limpia y libre para obtener el apoyo ciudadano entre las diversas opciones.

Cuando Antonio Barreda y yo recopilábamos información para el libro sobre la tela de araña andaluza, encontramos perlas decisivas en otro blog socialista. Una de ellas hacía referencia a la coalición Susana Díaz, ¡Viera! (José Antonio, imputado en los ERE) y otros para echar a José Caballos, su mentor, al que habían jurado lealtad hasta el final. Es su estilo. Podemos concluir que antes que querida era altamente temida en el socialismo sevillano. Y así sigue en el PSOE andaluz y nacional. Pregúntenle a Pedro Sánchez. Pero ahora quiere que la temamos los casi dos millones y medio de andaluces que no la hemos votado, a los que hay que sumar los dos millones y medio que esto de votar les importa un pepino. O sea, que cinco millones de andaluces no la han apoyado y sólo ha logrado el voto de 1.409.042 (Griñán obtuvo en 2012, oigan, 1.523.465). No contenta con ningunear a su líder nacional, tan sectario como ella e incluso más pero de mejores formas, se apresta a mandarnos a su particular cobrador del frac para que paguemos lo que le hemos hecho: no apoyarla. 

Pues bien, amigos, tomemos una copa que todavía no es ahora de abandonar y brindemos por que sea posible un simple acuerdo entre los partidos que hayan comprendido un axioma indiscutible: Andalucía con este régimen, antes Chaves, luego Griñán y ahora Susana Díaz, no tiene solución. Bastaría un pacto por la limpieza institucional y democrática de Andalucía que implicara la formación de un gobierno de la mayoría más que absoluta de la oposición en el actual Parlamento, con un presidente de la Cámara de consenso, una nueva mesa del Parlamento no trucada y un presidente o presidenta pactado con un gobierno con pocos fines pero muy claros: convocar nuevas elecciones tras haber hecho una reforma de la administración andaluza tras una auditoría global y una ley de la nueva Administración donde ya no habría administración paralela ni partidismo salvaje como ahora; la reforma total y consensuada de Canal Sur TV, con auditoría histórica de cómo ha llegado a ser lo que es, para hacer de él un foro de información democráticamente equilibrada y un centro de gravedad del debate político en igualdad de condiciones; la convocatoria de, al menos, dos comisiones de investigación, una sobre formación y otra sobre el origen de la administración paralela (habría otras necesarias sobre las cajas de ahorro desaparecidas, por ejemplo); la distribución, porcentual a la audiencia de cada medio de comunicación, de la publicidad institucional, el sostenimiento de los servicios sociales en el punto en que se encuentran ahora mismo y el nombramiento de un Defensor del Pueblo por consenso ante el que pudiera denunciarse cualquier incumplimiento de este gobierno para la esperanza. Son ideas sueltas tal vez incompletas, pero son ideas de cambio real.

Si llega ese día, esa noche pago yo. Es más, creo que deberíamos elaborar un manifiesto por tal gobierno de la esperanza y, cuando menos, conseguir que Susana Díaz y el PSOE dejaran de meter miedo en el cuerpo andaluz, ese cuerpo al que han succionado toda su energía ética y democrática desde hace 35 años. Ya está bueno lo bueno.

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