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EDITORIAL

El PP insiste en el arriolismo

En lugar de actuar con limpieza, Rajoy trata de aprovechar unas circunstancias que muy bien podrían volverse en su contra.

En el transcurso de una entrevista radiofónica, y haciendo chanzas sobre la cuestión, el presidente del Gobierno ha señalado próximo 20 de diciembre como la fecha más probable para las próximas elecciones generales. Nunca habían tenido lugar unos comicios en el mes de diciembre. Este año, gracias a Mariano Rajoy, los españoles tendrán que acudir a votar en vísperas del éxodo habitual que se produce al inicio de las fiestas de Navidad.

Haciendo gala de la visión cortoplacista que caracteriza la estrategia del PP desde los tiempos de Pedro Arriola, Rajoy ha fijado la fecha de las elecciones en un momento muy significativo para los ciudadanos, en la confianza de que irán pocos a votar y, los que lo hagan, entregarán su voto de forma mayoritaria al partido del Gobierno. El ambiente navideño, el optimismo económico generalizado gracias a la paga extraordinaria que muchos españoles reciben en esas fechas o la devolución de los beneficios retenidos en años anteriores a los tres millones y medio de funcionarios deben de parecerles al presidente del Gobierno argumentos de peso para inclinar en su favor la balanza electoral.

En otras circunstancias el razonamiento tendría lógica y podría servir muy bien a los fines previstos por Rajoy. Sin embargo, las condiciones actuales de la política española, la irrupción de nuevos partidos y la evolución reciente del sentido del voto pueden dar al traste con una estrategia de tan cortos vuelos.

El voto de la izquierda está movilizado como no lo ha estado nunca en España, gracias al fenómeno de Podemos, y no es previsible que la proximidad de las fiestas navideñas vaya a desactivar el fervorín de radicalismo que viven las bases de ese partido. Por otra parte, el Partido Popular tiene un serio competidor en Ciudadanos, que va a disputarle el voto de sus votantes tradicionales, como ya fue el caso en las recientes elecciones autonómicas y municipales. Finalmente, nadie puede garantizar que la abstención debida a los desplazamientos navideños no vaya a afectar al PP, al menos, en similar medida que a otras formaciones.

Mariano Rajoy tenía otras posibilidades para agotar la legislatura prácticamente en su totalidad y convocar las elecciones en una fecha neutra. En lugar de actuar con limpieza, Rajoy ha utilizado sus prerrogativas para tratar de aprovechar unas circunstancias que muy bien podrían volverse en su contra. No sería la primera vez que el arriolismo falla estrepitosamente.

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