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Pedro de Tena

Pido el indulto para Pedro Pacheco

Pacheco, por unos nombramientos similares los de Luciano Alonso, fue condenado por un delito continuado de prevaricación a cuatro años y medio.

No sé si es posible. No sé siquiera si lo merece. Por no saber, no sé siquiera si esto que me ocurre es un pronto de repugnancia con el que ya no puedo más y del que más tarde me arrepentiré. Sólo sé que me resulta asqueroso e insoportable ver lo que se está viendo en España y en Andalucía en diferentes casos y circunstancias y saber que Pacheco el Enorme, el que dijo que "la justicia es un cachondeo", está cumpliendo condena de varios años de cárcel por colocar a dos afines en el Ayuntamiento de Jerez. ¡A dos!

A los demás casos que le afectan no me refiero, sólo al de colocar a dos amiguetes. El asco se me ha subido como una bilis incontrolable cuando he leído lo que ha salido de la sentencia absolutoria del ex consejero de la Junta de Andalucía de Susana Díaz, Luciano Alonso, que colocó a tres amiguetes socialistas en cargos mucho más elevados y mejor remunerados. Pero el tribunal, presidido por Lorenzo del Río, que es además presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, ha considerado que, no sólo no merece la cárcel que pedía la Fiscalía Superior, sino que ni siquiera es culpable de un delito de prevaricación.

Según el tribunal y por unanimidad, el ex consejero perpetró una irregularidad nombrando ilegalmente a tres cargos directivos, pero en su conducta no concurren los elementos "objetivos y subjetivos" necesarios para que sea delito. Tampoco estaba facultado para hacer lo que hizo y consentir incluso que ni fueran algunos de ellos al puesto de trabajo. Pero el tribunal considera que "una conducta irregular, no amparada en la normativa y reprochable administrativamente, que afecta a la imagen y credibilidad de la Administración" no es delito. Por si fuera poco, lo que hizo no lo hizo a sabiendas ni puede considerarse injusto. Así que absuelto.

Pero Pedro Pacheco, por unos nombramientos similares, fue condenado por un delito continuado de prevaricación a cuatro años y medio de cárcel y él y sus dos nombrados, obligados a devolver el dinero percibido por considerarse malversados. Los nombrados por Luciano Alonso han cobrado, no han ido a sus puestos de trabajo y no han devuelto ni un euro.

Seguramente la justicia no es un cachondeo y yo estoy equivocado, como es habitual. Pero no puedo errar en reconocer el asco que me sube por la garganta cuando observo a una nación en la que es posible que los dirigentes de los partidos coloquen a dedo a los afines por decenas de miles y favorezcan a las empresas amigas por decenas de millones de euros, entre otros muchos tipos de comportamientos ilegales, y que sólo Pacheco, y tal vez algún otro, esté en la cárcel. De lo ocurrido en Andalucía, ya ni hablamos.

No puede ser que haya pasado lo que ha pasado en España y que Pedro Pacheco siga en la cárcel por colocar a dos afines. Es sencillamente asqueroso. Por eso, pido, propongo, exijo, su indulto. No lo hago porque crea que su delito no lo es. Lo hago porque no puede consentirse que, para comportamientos semejantes, la Justicia lleve a unos a la cárcel y a otros no. Me resulta sencillamente inadmisible y siento una vergüenza insoportable.

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