Todo está en claro en Venezuela. Se ha implantado un régimen totalitario que encarcela, secuestra y asesina a sus ciudadanos. En España todas las fuerzas políticas lo condenan; salvo Podemos, Izquierda Unida y Rodríguez Zapatero, que trabajan o han trabajado para consolidar la dictadura impuesta por Maduro, nadie políticamente relevante apoya esta feroz dictadura. Las preguntas son: ¿pasará factura en las próximas elecciones a Podemos su apoyo al régimen totalitario de Venezuela?, ¿bajará de modo significativo el apoyo de los españoles a Podemos por la legitimación que está dando al régimen criminal de Maduro?, ¿seguirán bajando los índices de desafección que sienten los españoles por Pablo Iglesias, líder de Podemos? Dos grandes respuestas caben a estas preguntas. La primera pertenece al mundo de la razón, de las ideas políticas sobre la democracia; la segunda es más propia del ámbito de los hechos, de la experiencia de la democracia española.
En buena lógica democrática o, lo que es lo mismo, suponiendo que nadie que haya vivido en democracia, en un sistema de libertades como el español, desea un régimen totalitario, todo hace presagiar que esta fuerza política se derrumbará más pronto que tarde. Contestamos, pues, afirmativamente a las tres cuestiones. Si quien vive en democracia, quien ha tenido la experiencia democrática de cuarenta años, no parece dispuesto a perderla fácilmente o, dicho de otro modo, la defenderá con uñas y dientes, entonces los ciudadanos españoles se cuidarán de darle su respaldo democrático o electoral a un grupo político que defiende o se pone de perfil ante el sanguinario régimen de Maduro. Esperemos, por lo tanto, que los cuarenta años que los españoles llevan viviendo en democracia hayan servido al menos para distinguir entre un partido político, caso de Podemos, que apoya una dictadura, y cualquier otro partido que la rechaza, por ejemplo, Ciudadanos, PP y PSOE.
O Podemos o democracia, eso lo que ha puesto en evidencia la terrible dictadura de Maduro para todos los españoles. Ya no valen medias tintas. Ni engaños.
También lo hechos revelan que amplias bolsas de votantes de Podemos dejarán de hacerlo en las próximas elecciones. El apoyo que están dando a Maduro empieza a ser criticado por sus votantes a través de las redes sociales y en algunos medios de comunicación. Pero, sobre todo, son las encuestas y sondeos de opinión las principales pruebas de que el apoyo a Podemos y su líder descienden como nunca había sucedido en los seis últimos meses. La encuesta del pasado domingo de El País lo dejaba meridianamente claro: bajan tanto los apoyos a Podemos que ya sólo están a dos escaños de Ciudadanos, cuyo líder es el mejor valorado entre los españoles, y la tendencia es a seguir bajando. Los hechos, o sea, las encuestas en este caso, tienden a confirmar el análisis racional: en España son más los que apoyan la democracia que la dictadura. El apoyo a la dictadura venezolana por un lado, y el respaldo a los separatistas catalanes por otro, ha conducido directamente a esta gente de Podemos de la pretensión de ganar el mundo y los cielos de España a la ruina más absoluta. Es cuestión de meses. Los hechos son inapelables: iban a ganar las elecciones, pero se quedaron en la tercera fuerza política; iban a devorar a los socialistas, pero sólo quieren pactar con ellos un poco de poder; iban a conquistar el poder para convertir a España en una república zapateril, pero no llegan ni a báculo del hombre más desprestigiado de la política española de los dos últimos siglos. Todo quedará en nada, sí, porque ellos prefieren la dictadura a la democracia…