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Pedro de Tena

Estoy hasta los cojones de todos nosotros

Se creyó que la solución se había encontrado en 1978, pero no.

Hojeando ayer uno de los libros de Jesús Laínz sobre Cataluña (España contra Cataluña. Historia de un fraude), me topé con lo que dijo el presidente de la I República, Estanislaoo Figueras, de Barcelona, por cierto, además de republicano federal. Ocurrió el 9 de junio de 1873, tras una reunión del Consejo de Ministros donde, al parecer, resultaba imposible adoptar decisiones comunes que sacaran al país de la crisis general que padecía. Entonces, Figueras dijo: "Señores, voy a serles franco. hasta los cojones de todos nosotros", y a renglón seguido abandonó España y se largó a Francia, dejando a la patria con un agujero más. Estoy de acuerdo con su expresión, pero no estoy de acuerdo con su fuga, por muy comprensible que fuera. Sí, yo también estoy hasta los cojones de todos nosotros, pero no quiero perder la fe en la nación española. La incógnita es si la nación va a estar por encima de sus políticos, como recordó Balmes (Laínz, cita) que pasó en 1808.

Hasta los cojones de la verborrea acusadora de un Podemos para el que todo el mundo es culpable de todo, menos los propios podemitas, que, además de no tener ni idea de la vida real ni de la historia –¿para qué van a estudiar, si el materialismo dialéctico les exime de conocer los hechos?– no manifiestan la más mínima coherencia moral ni política. Chalé, beca, sirvientes sin papeles, nenes parlamentarios… y venga leyenda negra española. Valga lo dicho para los huesos de Izquierda Unida, que pasó del internacionalismo al más turbio regionalismo en un pispás. Stalin los hubiera mandado a Siberia, o algo peor.

Hasta los cojones de un PSOE con el alma partida. Más todavía desde que vi al nazi, sí, nazi Chis Torracista en la puerta de Ferraz apoyando a Pedro Sánchez frente a Susana Díaz. ¡Dios mío! Si hay fotos que invitan a la sospecha de contubernios oscuros y de conspiraciones negras, ¡ésa es una! Pedro, Pedro, ¿a dónde hubieras llegado de haber podido? Claro queda ya que el futuro del PSOE pasa por la desaparición del PSC, por una reorientación ideológica que le aleje del nacionalismo como fase superior del socialismo y le permita aceptar una socialdemocracia ética que no quiera invadir la democracia más o menos liberal que tenemos.

Hasta los cojones de los nazinalismos vasco y catalán, y de todos los demás, el andaluz incluido, aunque afortunadamente sólo es irracional, que no letal. Para siglos va que llevan los dos primeros robando la leche materna, sí, materna de todos los demás españoles, y siglos llevan tramando conjuras contra los millones de ciudadanos a los que desprecian. Se inventan la historia, se fingen razas superiores, se quejan, nos amenazan (o nos matan, según), les concedemos pasta para que se calmen y empieza de nuevo el ciclo.

Hasta los cojones de un PP, en el Gobierno con mayoría absoluta desde 2011 hasta 2015, que no sólo no ha resuelto los problemas nacionales -salvo el económico, menos mal–, sino que los ha empeorado, habiendo demostrado que no era ajeno a la corrupción, hasta entonces sólo visible en el socialismo y los nacionalistas. Lo que ha ocurrido y ocurre en Cataluña y el País Vasco es vergonzoso. Lo de este Chis Torracista es repulsivo e inaceptable. Si esto es todo lo que puede hacerse legalmente, está claro que es la ley la que debe cambiarse. Si podía haberse hecho más, la cobardía es obvia. Pero, lejos de regenerarse, este PP, paralizado por su desarme moral y por su autoritarismo interno, degenera cada día un poco más hasta la catástrofe final.

Hasta los cojones de Ciudadanos, sí, de su esquizofrenia enfermiza que les hace denunciar la corrupción y la putrefacción en Cataluña y Madrid y ampara prácticas peores o más en Andalucía y otras partes. Estoy hasta ahí mismo de que no sean capaces de concretar un programa político y de que jueguen a la geometría del centro del vacío, que no es nada de nada.

Y estoy hasta los cojones de mí mismo y del resto de nosotros, todos los demás –desde medios de comunicación hasta empresarios, de asociaciones civiles a organizaciones varias, desde familias de bien hasta profesores decentes, desde científicos hasta futbolistas, y lo dejo aquí–, que estamos todo el día contemplando ingeniosos memes sobre la situación y actuando como memos incapaces de encontrar una salida digna. De nuevo, la nación tiene que estar por encima de sus políticos, pero no parecemos saber cómo hacerlo.

Se creyó que la solución se había encontrado en 1978, pero no. La democracia española debe sanar de la metástasis de algunos cánceres, por dura que sea la terapia, para poder recuperarse como la gran nación, con pecados y glorias, que ha sido y es.

Hasta los cojones de todos nosotros, cierto, pero yo no me voy.

En España

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