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Pedro de Tena

El majara de Isidoro de Sevilla

¿Cómo si no se hubiera atrevido a escribir una alabanza de España, 'De laude Spaniae', en plena época visigoda?

De todos es conocido lo majareta que estaba Isidoro de Sevilla (nacido tal vez en 556 en Cartagena o de tal origen familiar y muerto en Sevilla en 636). Su hermano Leandro era otro majareta seguramente. Pero Isidoro le ganaba en necedad y torpeza. ¿Cómo si no se hubiera atrevido a escribir una alabanza de España, De laude Spaniae, en plena época visigoda? Es un razonamiento sencillo, de esos que incluye Ricardo García Damborenea, sí, ese García Damborenea, uno de los socialistas que se enfrentaron crudamente a ETA en el País Vasco, en su libro Uso de la Razón, un precioso y trabajado texto que muy pocos conocen y donde puede contemplarse el deterioro de la razón y su reemplazo por la gilipollez.

Perdonen, pero llamar estupidez a lo que hoy se extiende como un neuronavirus puede elevarla de categoría. No es superstición, no es sinsentido, no es absurdo, no es tontería, no es arbitrariedad. Es poco de todo eso, pero lo que más se parece a lo que describo es la palabra gilipollez, si quieren el nihilismo de los imbéciles, el capricho de los ignorantes, el antojo de los idiotas para los que nada vale algo o, en cualquier caso, todo vale lo mismo. La verdad, la mentira, el error, la calumnia, el robo, el asesinato, la extorsión, el respeto, el civismo… todo vale una higa. Lo único que importa es mandar, hacer creer, simular y sacar rentabilidad material o espiritual (política incluso, naturalmente) a cualquier frase o grupo de frases usadas como balas eficaces contra los adversarios.

No me resisto a mencionar que, en su dedicatoria, Damborenea hizo figurar lo que sigue: "A Javier, Unai, Ainhoa, Juliette y Alejandro, que han atravesado en España el Bachillerato y la Universidad sin oír hablar de estas cosas". A lo largo de las páginas de su tratado, se habla mucho de las generalizaciones y las deducciones. Yo mismo estoy generalizando ahora sobre la gilipollez. Uno de los motivos de la generalización, dice el vasco, es "descalificar a un adversario, para sacar verdad de una mentira o, simplemente, para provocar al contrincante y forzarlo a tomar la palabra en un debate que no desea". Exactamente.

Creo con Jaime Mayor Oreja, que amablemente me ha hecho llegar su discurso sobre la importancia de la lucha cultural en la defensa de una España atacada por un proceso antinacional, por un frente popular que sólo concibe el futuro como exterminio o esclavitud del adversario y por una mentira histórica, que la desarticulación de la gilipollez de la mentira antiespañola es urgente. Por eso me he acordado de Isidoro de Sevilla en clave de ironía contra los facedores de gilipolleces.

Como España no existe y no ha existido nunca –Cataluña, País Vasco y Galicia, sí, naturalmente, cómo no–, o si existe ni se saben las naciones que la componen, si tres u ocho o más, aunque sí se sabe que el patriotismo es una degeneración enfermiza si es patriotismo español pero no lo es si eres patriota bolivariano –cubano, venezolano o boliviano–, o patriota separatista, hay que ver lo majarón que debía de estar este hispano-visigodo del siglo VII, de antes de la invasión islámica (¿fue invasión o los invitamos a entrar?, ya no sé con qué carta quedarme) cuando escribió su Alabanza de España.

Y la cantaba:

Te vistes con espigas, recibes sombra de olivos, te ciñes con vides. Eres florida en tus campos, frondosa en tus montes, llena de pesca en tus playas. No hay en el mundo región mejor situada que tú; ni te tuesta de ardor el sol estivo, ni llega a aterirte el rigor del invierno, sino que, circundada por ambiente templado, eres con blandos céfiros regalada.

Hablaba el gaznápiro Isidoro de las tierras que están entre los Pirineos y la Mauritania y rodeadas por el mar y a las que describe como una unidad, España. Por eso, los que ya han decidido qué es la realidad –la natural, la histórica, la política y todas–, antes de haberla estudiado siquiera, cantarían a coro que Isidoro es un majara. Diga, repita, propague y persiga al disidente. Eso es todo. No hay más razón. ¿Comprenden ahora lo de la gilipollez?

En España

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