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Lorena Heras

El éxito de la educación madrileña

Madrid es el mejor ejemplo de que el ejercicio leal y responsable de las competencias propias puede conducir al éxito.

Esta semana, en que se cumplen 25 años de Gobiernos del Partido Popular en la Comunidad de Madrid, merece la pena hacer un balance de lo que la descentralización educativa ha traído a nuestra región al ritmo de la batuta del centro-derecha.

En España la educación –la instrucción– es una competencia compartida a partes desiguales entre la Administración central y las autonómicas. El Ministerio de Educación establece la normativa básica, mientras que las diferentes comunidades autónomas llevan a cabo los desarrollos normativos según sus propios proyectos educativos. Así, en el marco de la misma ley estatal, las transferencias en materia educativa han sido ejercidas por las CCAA con diferente responsabilidad y éxito, bajo la mirada del Estado, que con mecanismos como la Alta Inspección debe velar por que la educación no sea utilizada para adoctrinar de manera interesada por ningún Gobierno.

Y grande ha sido el daño que ha hecho en algunas CCAA el afán de sus Gobiernos por utilizar la educación como vía de adoctrinamiento de diferente tipo: nacionalista, partidista, ideológico…

Los populares defendemos que haya un tronco común de conocimientos y competencias para garantizar que el derecho a la educación en España se cumple de manera plena en todo el territorio nacional, no dependiendo de la circunstancia de residir en una u otra comunidad. A partir de ahí, establecidas esas garantías, la descentralización puede rendir resultados muy positivos, y esa es, desde luego, la experiencia de la Comunidad de Madrid con los diferentes Gobiernos del Partido Popular.

Gracias a esa descentralización hemos podido implantar un sistema bilingüe en inglés que es alabado dentro y fuera de España. Hemos puesto en marcha políticas que nos convierten en la región con mayor libertad de elección de las familias, con un encaje de casi el 94% entre el centro que eligen en primera opción y el que obtienen. Hemos podido sacar adelante el Bachillerato de Excelencia, los institutos deportivos, los tecnológicos o el Plan STEM, que fomenta vocaciones científicas. Nuestra región fue la primera en aprobar una Ley de Autoridad del Profesor. Estamos a la vanguardia en la implantación de una Formación Profesional Dual que ha captado la atención incluso del Gobierno alemán. Hemos sido la primera comunidad autónoma en implantar como obligatoria la asignatura de Tecnología, Programación y Robótica. Fuimos los primeros en implantar pruebas estandarizadas que después el Ministerio de Educación extendió a todo el territorio nacional, y que han sido un incentivo para la mejora de resultados de los centros. En resumen, hay Gobiernos que se aprovechan de la descentralización para sus fines partidistas y otros que aprovechan esas competencias para ofrecer a sus alumnos una educación de calidad y garantizar la igualdad de oportunidades.

En la Comunidad de Madrid no existe ninguna intención de utilizar la educación como arma de adoctrinamiento masivo, y en lugar de eso hemos empleado nuestras competencias para ofrecer a nuestros niños y jóvenes la mejor educación.

La Comunidad de Madrid ha demostrado que su sistema educativo está a la altura de los mejores de Europa, y no solo por dotar a los alumnos de las competencias necesarias para su futuro, sino por su equidad. Los buenos resultados no se alcanzan por tener un número elevado de alumnos excelentes que compensen a los rezagados, sino que la inmensa mayoría de los alumnos está en la zona de los buenos resultados, como tampoco hay diferencias significativas entre los alumnos que acuden a centros públicos, privados o concertados.

En definitiva, Madrid es el mejor ejemplo de que el ejercicio leal y responsable de las competencias propias puede conducir al éxito. Y la clave ha sido siempre una combinación infalible para los Gobiernos del Partido Popular: la calidad y la libertad.


Lorena Heras, diputada del PP en la Asamblea de Madrid.

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