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Pedro de Tena

Jodío lunes: De la hipocresía sobre Blas Infante al soborno de Cartaya

Ayer domingo, todo el Parlamento, menos Vox, aclamó la figura de Blas Infante como padre de la “patria” andaluza.

Uno de los más tristes destinos de Blas Infante es, además de no haber sido leído por casi nadie y ser citado como nadie en fechas claves, ser objeto de la hipocresía a derecha e izquierda de unos partidos que no quieren dejar un resquicio al andalucismo socialista promovido en su día por Alejandro Rojas Marcos. De hecho, su partido se llamó, en origen, Partido Socialista de Andalucía.

Para la UCD y, la entonces AP, Blas Infante representaba un batiburrillo de ideas, las más de las veces poco claras e inconexas, acerca de la economía, la religión (se hizo musulmán), y una Andalucía nacionalista al estilo catalán y vasco, pero con una España federal, o no, tomen nota.

Para el PCE de Santiago Carrillo, que tenía las dos almas, la natural de un Estado único, total y centralizado y la oportunista del apoyo a la autodeterminación de los pueblos (Tamames, por ejemplo), lo de Blas Infante era difícil de tragar salvo como bodrio burgués nacionalista.

Para el PSOE, los mismos que en privado confesaban que Blas Infante les parecía un majareta con un importante cacao mental en la cabeza, se dieron cuenta del peligro que Rojas Marcos representaba para su proyecto de apropiación de Andalucía. No, el peligro no era que fuera andalucista, sino que se presentaba como socialista.

Pero como no se podía separar una cosa de la otra, el PSOE, con el lumbrera Rafael Escuredo a la cabeza, se empeñó en birlarle andalucismo y socialismo a los blanquiverdes en una sola operación, la del Estatuto de Autonomía. Fue un éxito total que les permitió gobernar durante 36 años seguidos en vueltos en la bandera andaluza y diseñar como propia la nueva estructura de la administración andaluza.

Los extremistas de la izquierda, ya entonces, como Diego Cañamero, Juan Manuel Sánchez Gordillo y los desaparecidos en combate como Paco Casero y otros, sí abrazaron la causa del andalucismo, pero se opusieron a Rojas Maracos y los suyos por su moderación inicial y fueron atrapados por el PSOE de la bandera andaluza.

Ayer domingo, todo el Parlamento, menos Vox, aclamó la figura de Blas Infante como padre de la "patria" andaluza, expresión que consta en el Estatuto de Autonomía sin que recordemos que algún intelectual andaluz, que debe haberlos, haya escrito nada sobre la realidad de la obra de un hombre al que, en medio de una guerra, el bando nacional fusiló estúpidamente en una carretera. A lo mejor es eso lo que lo ha salvado del análisis y, tal vez, del olvido.

En esta cada vez más autoritaria imposición de lo políticamente correcto, nadie se atreve a decir lo que realmente piensa sobre Blas Infante. Vox, que, por ahora, no tiene complejos, desiste de hacer el hipócrita, pero dentro de sus filas tampoco se analiza y, si se quiere, se despelleja la obra del nacido en Casares (Málaga), Blas Infante. Más respeto exige su figura antes que ser pasto del postureo.

Y otro lado, bajando a la Andalucía de los partidos que nos gobiernan, tenemos hoy, entre rebrotes de la pandemia del coronavirus, una moción de censura que impulsan los presuntos sobornadores del alcalde Popular Manuel Barroso, la cúpula del PSOE en la localidad de Cartaya(Huelva), contra el sobornado del PP que ha entregado las cintas que demuestran el intento del enjuague en 2015, tras ganar las elecciones.

Los que apoyan a los sobornadores de 2015 son PSOE, Ciudadanos y Adelante Andalucía. Los que se resisten a ella son el PP, con el sobornado Barroso en la alcaldía, y un puñado de independientes.

Tras las bambalinas, la manipulación culpable de sus marionetas locales por parte de Ignacio Caraballo, secretario general del PSOE de Huelva y cuñado de Mario Jiménez, ex portavoz parlamentario de Susana Díaz, defenestrado cruelmente en 2019 por la trianera.

A Susana Díaz no le gusta cómo se han hecho las cosas, pero encarga un informe oficial al PSOE de Huelva, en el que manda Ignacio Caraballo. Ciudadanos, que apoya la moción de censura, trata de distanciarse de su hombre en Cartaya. Adelante Andalucía, la formación de Teresa Rodríguez, amagó con dar un paso atrás cuando las grabaciones mostraron el intento de soborno, como mostraron otro intento parecido en Aljaraque.

Hoy se sabrá el resultado de esta operación, pero ya se sabe cuál es el nivel de porquería que alberga la política andaluza. Lamentable.

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