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Pedro de Tena

La ley, ¿para qué?

El Derecho, ¿para qué? La libertad, sólo para los golpistas y antipatrias. Eso sí, el totalitario es Vox. Ja. Qué hipocresía.

Algo le debemos al socialista Fernando de los Ríos y al anarcosindicalista Ángel Pestaña. Ambos fueron comisionados por sus organizaciones, PSOE-UGT y CNT para visitar e informar sobre la Rusia de Lenin, Trotsky y Stalin a comienzos de la década de los 20. El segundo elaboró un detallado informe de su estancia en la URSS donde dejó bien claro que el incipiente Estado totalitario lo hacía incompatible con la libertad individual y la asociación libre que decían predicar los libertarios españoles hasta que la FAI demostró que la eficacia del terror y de la disciplina superaban al amor a la libertad.

El primero, que tuvo tanto que ver en el desencadenamiento del golpe de estado socialcomunista, separatista y anarquista de 1934, golpe que no estudia la llamada "memoria democrática", amnésica hasta el 18 de julio de 1936, logró arrancar del mismo Lenin aquella famosa expresión comunista que resume perfectamente de qué va el juego realmente: "La libertad, ¿para qué?".

El propio De los Ríos transcribió así las palabras de Lenin:

"El periodo de transición de dictadura —continuó diciendo Lenin— será entre nosotros muy largo..., tal vez cuarenta o cincuenta años; otros pueblos, como Alemania e Inglaterra, podrán, a causa de su mayor industrialización, hacer más breve este período…Sí, sí, el problema para nosotros no es de libertad, pues respecto de ésta siempre preguntamos: ¿libertad para qué?".

Pero el socialista, catedrático de Derecho de la Universidad de Granada, advirtió enseguida que tras el bolchevismo dictatorial y su terror de Estado había un grave ataque al Derecho y señaló así lo que observó en Rusia:

"5) No hay derecho para la conciencia humana en cuanto tal, porque no existe hoy un elemento general humano. Los hombres actualmente son enteramente insolidarios. (Pesimismo lenihilista: el que no es comunista es insolidario).

6) Sólo existe derecho objetivo, no subjetivo, y el encargado de definirlo es el titular del Poder."

Es el corolario de la "Libertad ¿para qué?". Obsérvese que ello quiere decir que la ley es sencillamente la voluntad del Estado, esto es, del partido que controla su poder institucional, esto es, de la minoría que dirige ese partido y finalmente, de quien dicta sobre todos.

De los Ríos que venía del liberalismo, lo entendió a la primera e incluso lo subrayó: "Mas así concebida la libertad, esto es, como la resultante de una forma de organización social, queda eliminado lo que es la raíz del liberalismo, el problema de la conciencia, y nos lleva además a una visión de la libertad en pugna con todo el sentido científico del moderno liberalismo…"

¿Y que estamos viviendo hoy con la voluntad de indultar a los golpistas que dirigen el separatismo catalán contra la Ley vigente? Pues la alianza de todos los que no creen en el Derecho ni en la libertad sino en un poder impuesto a unos ciudadanos españoles a los que nos consideran incapaces de comprender la marcha de la Historia que ellos inventan.

Con ello, se manifiesta con claridad meridiana que los enemigos de toda libertad y de toda ley son los totalitarismos, el que impone a las claras el separatismo catalán a más de la mitad de la población catalana que se siente y quiere ser española, y el que desarrolla el socialcomunismo que nos gobierna, que, por el mero interés de mantenerse en el poder un par de años más pero por la vía de imponernos su idea de España como federación de naciones, es capaz de hacer que toda una Ley vigente, y el informe del Tribunal Supremo, no sirvan de nada ni para nada.

Pero claro, para perpetrar la fechoría, hacía falta una estampida de bisontes cuya polvareda no dejara ver la felonía y ahí es donde saltan los espontáneos biempagáos al ruedo ibérico, desde la Iglesia (ETA al fondo) a la cúpula empresarial y sindical condecoradas y subvencionadas junto los grillos intelectuales que cantan a la luna mentirosa antes que a la verdad. La Ley, ¿para qué? El Derecho, ¿para qué? La libertad, sólo para los golpistas y antipatrias. Eso sí, el totalitario es Vox. Ja. Qué hipocresía.

Por si fuera poco, cuando nos manifestamos, lo hacemos tan mal que huimos de las fotos, no hablan los que deben y ni siquiera somos capaces de articular, en plena extensión del teletrabajo, el concepto de una telemanifestación nacional a la que hubiéramos podido asistir millones. Señoras y señores, necesitamos una organización para la defensa de la democracia en la que quepamos los que no tenemos ni queremos partido pero sí patria y nación. Ya.

En España

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