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Pedro de Tena

Golpe bajo a un centro derecha baldío

Esto huele a elecciones generales anticipadas en cuanto el "resistente" haya comprobado el efecto de su ilusionismo político.

La demolición de un tercio del gobierno sin esperar a la canícula del verano es, si se mira con detenimiento, un golpe bajo a la indecisión del centro derecha español que no acaba de darse cuenta de cuál es la hora de España ni cuál es su identidad y su misión.

Lo primero, el momento. Ni siquiera ha esperado el "resistente" a que se consumara el aturdimiento vacacional porque le ha interesado sobremanera que el desenlace de la crisis de gobierno tuviera la atención que se merece. Ahora, sólo las especulaciones sobre sus motivos, sus razones y sus metas son para el verano.

Segundo, ha sido gorda y el barranco de los caídos acoge a la vicepresidenta primera, al jefe de su gabinete, al ministro de confianza Ábalos, al ministro de Justicia, a la ministra de Asuntos Exteriores, a la ministra de Educación y al resto, entre los que cabe destacar a Miguel Iceta, que no se ha ido pero ha sido descolocado a defensa escoba y situado a pocos centímetros del despeñamiento final. Esto es, la crisis ha sido espectacular y ha conseguido la audiencia deseada.

Pero ha sido gorda asimismo porque a los que se han quedado como estatuas de sal, sobre todo, los inamovibles de Podemos no les hace ningún favor, sino que los desprestigia y los enlata dejando claro que quien gobierna es el PSOE. Ha quedado demostrado que a las momias podemitas se las noquea con un chuletón al punto, rumores de divorcio o consultas de psiquiatra mientras quedan presos cojoneros en el panal de la rica miel de Moncloa a la espera del desastre electoral.

Y, finalmente, ha sido gorda porque los que han entrado entran desde el partido ya controlado por Sánchez con Andalucía en la faltriquera, sin manchas visibles en las camisas ni cadáveres en el armario - bueno, salvo del de Franco en el del nuevo gurú Félix Bolaños-, y entran en un consejo de ministros donde las guerras tribales han sido eliminadas de un plumazo aparente.

Tercero, la crisis ha sido hábil porque, a simple vista, todos los desgastes peligrosos han sido conjurados, que, en inglés, significa que han desaparecido como por arte de magia. Ya la feminista Calvo y Redondo infinito dejarán de embestirse, Redondo dejará de joder a Ábalos, culpable de la moción de Murcia que encumbró a la Ayuso, lo de los indultos pasa a ser cosa de un ex ministro no del nuevo jefe de gabinete, Bolaños, el desmadre de la Educación asunto de la loca de Neguri, lo de Cataluña del go-go del PSC, lo de Ceuta y Marruecos un lío de una desinhibida peligrosa y así sucesivamente.

Cuarto, la crisis ha sido retorcida para que pueda deducirse con facilidad no sólo que el que se mueve no sale en la foto, sino que el que la mete la pata, aunque sea por orden del mismo Sánchez (es impensable que algo como la entrada ilegal en España de Brahim Ghali, un ejemplo, lo decidiera la soberbia Laya), lo paga. Esto es, ha sido una crisis para limpiar de sospechas la imagen del "resistente" haciéndolas recaer sobre sus subordinados, como hacía Franco.

Por tanto, esto tiene toda la pinta de ser un golpe seco y sin preaviso en los bajos de un centro derecha que, pinto pinto gorgorito, moción de censura sí o no y quién o cuándo, se encuentra con que sus bombas más peligrosas y corrosivas han sido desactivadas por la purga sanchista y hay un nuevo gobierno escudo que libra a Sánchez de la acusación de responsable verdadero de todos los desmadres, desde la pésima gestión del Covid a la romería tras Biden pasando por las pensiones.

Esto huele a elecciones generales anticipadas en cuanto el "resistente" haya comprobado el efecto de su ilusionismo político. Por el camino que iba, hasta Tezanos sabía que el barranco estaba cerca. Ahora, con la hoya llena de "culpables", hay una posibilidad de que pueda recomponerse su figura y seguir el camino emprendido: la nación de naciones con dos de ellas privilegiadas sobre las demás hasta la disgregación final, la hegemonía absoluta del socialismo sin opciones de alternancia democrática (la dictadura ya no mola) y la consagración de una cúpula capital-socialista que dirija la vida y controle la hacienda de unos ciudadanos cuya entidad y libertad individuales no importen a nadie. Ni a ellos mismos.

¿Y el centro derecha? Su papel es ser parte del paripé seudodemocrático, la oposición florero, gente biempagá, biencallá o bien ilegalizá que no se atreva con los "vigilantes" de la Expaña que quede. O esto o una estrategia de demolición del sanchismo y todo lo que implica en defensa de una España unida, democrática, abierta, plural, crítica y moral. Ya ven, soy un perdedor romántico.

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