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Pedro de Tena

El PP andaluz necesita celebrar elecciones anticipadas en primavera

Hay demasiado peligro y ninguna ventaja en una larga espera.

Hay demasiado peligro y ninguna ventaja en una larga espera.
Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente del Gobierno regional andaluz. | EFE

Ya se sabe que todos los partidos se identifican con unos supuestos intereses generales y que todo lo que hacen dicen hacerlo por servirlos. Nada está más lejos de la realidad. Al contrario, en esta insoportable monotonía del tartufismo político en España, es comprobable que cada partido sólo piensa en sí mismo ante unas elecciones, en sus propios intereses, desde el número de escaños que va a obtener al dinero que va a ingresar, desde las ideas que podrá imponer a los proyectos adversarios que podrá frenar, desde los amigos que puede beneficiar a los enemigos que puede perjudicar. La realidad es pesimista, pero es real.

El PP andaluz fue agraciado por la diosa Fortuna con la presidencia de la Junta de Andalucía a pesar de obtener el peor resultado de su historia en unas elecciones autonómicas. Juan Manuel Moreno pasó de villano a héroe en una noche y ahora tiene en sus manos la decisión de convocar elecciones autonómicas. Y lo hará cuando tenga claro que las urnas convienen a sus intereses políticos. La retórica del "interés general" de los andaluces no es más que propaganda, como lo fue siempre durante los casi 37 años de Gobiernos socialistas. El problema de Moreno es saber interpretar cuáles son estos intereses de su PP en un momento en que los augures demoscópicos le son favorables en parte.

El apoyo previsto al PP es importante (sin llegar al récord de Javier Arenas de 50 diputados), pero necesitará ayuda para gobernar. El hundimiento de Ciudadanos, que bajará desde sus actuales 21 escaños a 3 como mucho, y ya veremos si aún menos, es aprovechado por PP y Vox, que se sitúan en un entorno de 40-45 escaños el primero y de 15-20 escaños el segundo. Esto es, los dos partidos de la derecha crecen y aseguran un gobierno no socialista, pero Vox – sin Macarena Olona todavía– lo hace con mayor potencia porque el cambio prometido no ha llegado. ¿Interesa a Juan Manuel Moreno que Vox crezca mucho ahora que no puede contar con la viga de Ciudadanos sosteniendo su Gobierno? No. Si crece demasiado, su peso en un futuro Gobierno será novedoso e incómodo, a menos que inaugure una alianza insólita con el PSOE, una segura tumba a medio plazo.

Por la izquierda, la diosa Fortuna le sigue sonriendo porque al desastre ganado a pulso por el fratricida comunismo andaluz, que perderá un puñado de los 17 escaños actuales, une el boquete abierto en el socialismo por el ostracismo de Susana Díaz y la debilidad pastosa de Juan Espadas. Pero el PSOE es una estructura disciplinada y consolidada y su lento pero insistente ataque al desorden de la atención primaria de la sanidad pública (cualquier andaluz sabe que si llama pidiendo una cita presencial con su médico de familia seguramente no se la van a dar, y eso es política boca a boca demostrable), unido al fantasma de su familiar criatura, la "extrema derecha", puede producir una recuperación del voto socialista. Eso tampoco le conviene a Moreno porque perdería escaños, posibilidades y estatura política.

Luego está el marco nacional interno. Pablo Casado y él no son madera del mismo árbol político, pero un Gobierno del PP en Moncloa facilitaría mucho las cosas para consolidar el prestigio y el peso político de Moreno en un futuro impredecible. Génova quiere triunfos electorales inmediatos y Andalucía puede ser uno de ellos. Pero puede serlo ahora. Lo que será dentro de unos meses, nadie puede saberlo. Si hay un deterioro tal, por la derecha y la izquierda, que le impida formar Gobierno, su futuro político será el infierno. ¿Qué hará?

Esperará, conjeturo, a conocer los resultados del barómetro oficial trimestral previsto para marzo, que tendrá en sus manos mucho antes, deducirá las tendencias evidentes junto con otros sondeos internos y decidirá. De momento, Vox está sorteando lo de ser pinza con el PSOE, la acusación preferida de Moreno, y le ha librado con sus votos de tener que explicar el marasmo sanitario en el Parlamento andaluz. Un favor relevante. Creo que no le queda otra que anticipar cuanto antes. Hay demasiado peligro y ninguna ventaja en una larga espera. Pero ya saben. No está prohibido suicidarse en primavera.

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