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Emilio Campmany

Sánchez, adalid del interés nacional de… Alemania

Berlín toca a rebato en defensa de sus intereses y el primero que acude, más presto aún que Scholz, es Sánchez, atronando el aire con un sonoro jawohl

Berlín toca a rebato en defensa de sus intereses y el primero que acude, más presto aún que Scholz, es Sánchez, atronando el aire con un sonoro jawohl
Pedro Sánchez comparece tras su reunión con Gustavo Petro. | EFE

Informa El País que el canciller alemán, Olaf Scholz, ha tenido la deferencia de invitar a una reunión de su gabinete el próximo martes a nuestra antorcha para estos tiempos de crisis, el presidente Pedro Sánchez. Por supuesto, nuestro guía, vista la experiencia de la cumbre de la OTAN, ha decidido que será su proyección internacional la que lo salve. Cree que los españoles no nos atreveremos a patear el trasero de alguien que va a ser muy pronto reconocido como un gran líder mundial. Por eso se fue de gira a los Balcanes. Por eso está ahora en Latinoamérica, pastoreando a la nueva grey roja de por allí. Por eso quiere una cumbre internacional durante la presidencia española de la Unión Europea en el segundo semestre de 2023. Por eso propone que las negociaciones entre el Gobierno colombiano y los guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional se lleven a cabo en España. Y por eso ha sugerido a los alemanes que le inviten a Meseberg, como hicieron con las primeras ministras de Suecia y Finlandia.

Que Alemania le haga ahora la pelota al presidente español no puede extrañar una vez que, tras renegar de la primera reacción de Teresa Ribera en defensa de los intereses de España, hizo suyos los de Alemania y firmó en horas veinticuatro un decreto-ley que pone a los españoles más restricciones al consumo de electricidad que la propia Alemania a sus ciudadanos. Berlín toca a rebato en defensa de sus intereses y el primero que acude, más presto aún que el propio Scholz, es Pedro Sánchez, atronando el aire con un sonoro jawohl.

Que tal servilismo sea recompensado con una fugaz visita a Meseberg me parece poco. A Scholz también se lo ha debido parecer porque le ha añadido la oferta de impulsar cambios en Bruselas para que, ante la inminente crisis energética, la Unión Europea permita más endeudamiento, en supuesto beneficio de Alemania y de España. Como buen socialista, cuando hay algún problema, lo primero que se le ocurre a Scholz es gastar el dinero que no tiene. Ocurre sin embargo que Alemania, con una deuda del setenta por ciento del PIB, se lo puede más o menos permitir, aunque se trate de una medida inflacionista que va contra los instintos más primarios del pueblo germano. Quienes en cualquier caso no nos lo podemos permitir somos nosotros, que rondamos el ciento veinte por ciento de deuda. Pero Scholz le ha tomado la medida a nuestro presidente y sabe cómo darle gusto para agradecerle que defienda los intereses de Alemania con el denuedo que le falta en la defensa de los nuestros. Le ha dicho: gasta cuanto quieras que en Berlín no te vamos a poner obstáculos. Cuando al final hagan a Sánchez doctor honoris causa por la Universidad de Leipzig, vuelta a bautizar con ocasión de tan jubiloso acontecimiento como Universidad Karl Marx, podrá al fin Pedro Sánchez lucir el título de doctor con genuino merecimiento.

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