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Pedro de Tena

Errores de cálculo y moción de censura

Si ha habido un gobierno en la reciente historia democrática de España que merezca ser censurado, es el de Pedro Sánchez.

Si ha habido un gobierno en la reciente historia democrática de España que merezca ser censurado, es el de Pedro Sánchez.
El economista Ramón Tamames en las CCGG durante la cumbre TransVision (foto de archivo) | Europa Press

Entendamos por tal cosa no sólo los producidos en el área de los números, sino asimismo las equivocaciones que han evidenciado la distancia entre los planes y la realidad efectivamente acontecida. Hay quien sostiene que errar es de sabios. No es así. Lo que es de sabios es rectificar las equivocaciones cometidas y en el gobierno de una nación, la que sea, el precio del yerro es la dimisión y la explicación pública del por qué. Como en España ya nos estamos acostumbrando al desvarío de un gobierno para el que ya faltan calificativos, estamos asistiendo a una procesión de disparates sin que sus autores sufran las consecuencias del quebranto causado a los ciudadanos.

Citaré unos cuantos de bulto. El primero, el de los trenes de cercanías de Cantabria. Se aprueban, se licitan hace 3 años y se construyen unos trenes para hacer recorridos interiores por esta región española y cuando se comprueba, resulta que no caben por los túneles abiertos en los recorridos. ¿Cómo es posible que con todos sus técnicos y especialistas, con toda su burocracia y miríada de empleados públicos y privados nadie se hubiera dado cuenta del inmenso error de cálculo? Si alguien esperaba la dimisión de la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, o de Miguel Ángel Revilla, presidente cántabro, puede seguir esperando. Todo se ha reducido a que la Ministra le pida disculpas al barón cantabrón, que se ha enterado del descalabro, no en su origen, sino en el momento en que no tiene remedio. Vaya desvelo.

El segundo error de calado es el viaje a Marruecos del gobierno de Pedro Sánchez, que ya se había bajado los pantalones ante el sátrapa alauita unas pocas veces. Recuerden el incidente del espionaje de su teléfono móvil, su desafío fallido con la entrada clandestina del líder del Frente Polisario en España que Mohamed VI al que Mohamed VI respondió con una invasión juvenil de Ceuta o el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sahara y sobre el futuro de sus saharauis.

Ante la celebración de una Cumbre al máximo nivel de ambos Estados, Sánchez lo calla todo, lo apaga todo, lo oculta todo y llama "fallecido" (al igual que Feijoo) al pobre sacristán asesinado por un inmigrante ilegal marroquí ligado al terrorismo islámico. No sé cuántos ministros de uno y otro gobierno se dieron cita en Rabat para escenificar el gran momento histórico y cuando estaba a punto de comenzar se le hace saber a Pedro Sánchez que el rey Mohamed VI está de vacaciones en Gabón y que no va a asistir. Decir que España y su gobierno han hecho el ridículo es decir suavemente la humillación sufrida.

El tercer error de cálculo es la ya famosa ley del sólo sí es sí que, según la ministra podemita Irene Montero, deberíamos llamar la Ley del Consentimiento, pero no por referirse a la necesidad de que las relaciones sexuales sean consentidas, sino por haberse consentido que alrededor de 400 agresores sexuales hayan visto reducida su condena en la escala "penológica" (otro palabrón prodigioso) originando un miedo insuperable en las mujeres a las que estos delincuentes acosaron o torturaron o mataron.

Pero lejos de reconocer, como hacen los sabios según se dice, la ministra dice que la ley está perfectamente hecha aunque añade que está dispuesta a ceder para rectificarla y pide perdón a las afectadas por el sufrimiento que les ha causado. Parece mentira que los ciudadanos españoles tengamos que soportar a una "autoridad" de esta calaña y que nadie se atreva a obligarla a dimitir.

Ya sé que hay más errores de cálculo, voluntario como la tortura estadística de los datos del paro hasta el recuento aún no aclarado de las víctimas de la pandemia de covid-19 pasando por los minutos que el presidente de EEUU, Joe Biden, dedicó a su "acosador" Pedro Sánchez en algunas reuniones internacionales cuyas imágenes todos tuvimos la ocasión de ver.

Sólo porque alguien, en la tribuna del Congreso de los Diputados, ordenara y recordara estos errores y todas las demás afrentas, atracos, suplantaciones y expolios institucionales que el pueblo español está sufriendo a manos de este gobierno de malvados y torpes, ya merece la pena una moción de censura que continúe la interpuesta por la multitud democrática reunida en Cibeles el pasado día 21 de enero. Si ha habido un gobierno en la reciente historia democrática de España que merezca ser censurado, es el de Pedro Sánchez. El poder resonador, como diría Amando de Miguel, de una enumeración detallada de sus desmanes, sería una importante pieza de convicción electoral.

Si don Ramón Tamames –al que ya están ridiculizando unos y otros pero que tiene más entidad intelectual y política que muchos de ellos—, nos hace ese favor, bienvenido sea. Ya sabemos que no puede ganar. ¿Y qué? Lo que sí sabemos es que con su decisión y su discurso podemos dar un paso extraordinario hacia la derrota electoral de estos protervos y bodoques que desprestigian a una nación a la que ni aman ni sirven.

Contaba hace muy poco el exministro Máximo Huerta que, cuando fue a dimitir, Sánchez comenzó a hablar de sí mismo preguntándose qué diría de él la Historia. Psicópata de manual. Eso dirá bien pronto, si los españoles de bien no cometemos el peor error de cálculo.

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