
Madrid 27 al 28 de mayo. Ifema. Primera Edición del Trofeo de S.M. la Reina Doña Sofía
Si añadimos a los titulares anteriores que se espera la concurrencia de más de 3.000 perros pertenecientes a unas 200 razas, que el Trofeo de S.M. la Reina Doña Sofía premiará al mejor perro de la muestra canina, que en paralelo a la competición se desarrollarán diversas actividades como exposiciones y concursos monográficos, y que estarán presentes 2.000 criadores y 33 jueces caninos internacionales, llegaremos a la conclusión de que estamos ante un evento de extraordinaria importancia.
Así es, no hay duda, pero…
Aunque realzarán el evento las exhibiciones en el ring de honor de los perros de trabajo de la Guardia Real, Policía Nacional y de la Guardia Civil.
Aunque algunos eventos estarán encaminados al fomento de la cinofilia y el respeto por los perros entre los más pequeños de la familia.
Aunque se celebrarán concursos de presentadores caninos infantiles y juveniles.
Aunque se espere la presencia en los pabellones 7 y 9 del Recinto Ferial de Ifema, y aunque se trate de un punto de encuentro en el que las marcas del sector del animal de compañía mostrarán las novedades más importantes en productos y servicios para las mascotas, con participación de más de cien expositores participantes.
Aunque en la última edición de este certamen, celebrada en Junio de 2022, se registraron más de 12.000 visitantes, y aunque el evento cuente con el patrocinio de las prestigiosas compañías Arion y Artero, así como Dyson, que apoyará con su participación la Comunidad de Perros Solidarios.
Aunque la Real Sociedad Canina de España (RSCE) sea centenaria en sus labores y su prestigio esté reconocido por la Federación Cynológica Internacional.
Aunque una de las principales funciones de estas entidades sea velar por el bienestar y la conservación del animal más apreciado por el hombre, y deban orientar su trabajo en garantizar que las razas caninas sigan, reconocidas como patrimonio antropológico, cultural e histórico, y que se valore de manera adecuada la labor de los perros de compañía, de salvamento, de protección o de guía, entre otras funciones de especial utilidad para el hombre.
Las leyes podemitas de "protección animal" resultan incongruentes con tales declaraciones de intenciones.
Porque la imposición de la castración masiva de perros (y otras especies domésticas), postulada por los dirigentes de Podemos e impuesta en la elaboración de las nuevas leyes, supone un verdadero genocidio para multitud de razas caninas minoritarias.
Porque las restricciones a la crianza de perros por parte de aficionados particulares dejan tal actividad en manos de "criadores profesionales" que formarán un colectivo actualmente indefinido y con evidente peligro de convertirse en "chiringuito para amigos" o sufrido "pagano" de nuevos impuestos.
Porque de nada sirve traer a las exposiciones españolas a los mejores ejemplares caninos del mundo, si los españoles amantes de los perros que no pertenezcan a colectivos privilegiados no pueden elegir entre castrar a sus perros o mantenerlos en su integridad, para decidir si proceden o no a su apareamiento para procrear.
Porque la Real Sociedad Canina Española, organizadora del evento de los próximos días 27 y 28 de mayo, no sólo no ha puesto el grito en el cielo ni ha aportado su experiencia y magisterio para limitar los excesos podemitas, sino que por el contrario ha emitido declaraciones en las que parece felicitarse por los proyectos sobre "criadores profesionales".
La Real Sociedad Canina debe rectificar y denunciar las nuevas leyes "proteccionistas"
Durante un siglo la Real Sociedad Canina ha basado su existencia no sólo en la organización de exposiciones y certámenes, sino también en el depósito y la gestión de los Libros de Orígenes de los perros de España. Los criadores han mantenido viva la evolución de los registros de los mismos, mediante la inscripción de las camadas caninas.
Los Libros de Orígenes servían de base para la confección de los pedigrees, o establecimiento de genealogías de las camadas que criaban.
Muchos criadores cuentan con sus correspondientes "afijos", que son apodos de identificación que pueden añadir al nombre que adjudican a sus cachorros. "Las retamas", era el afijo de quien suscribe, allá por los años ochenta, bien descriptivo por la profusión de estas leguminosas en sus modestas instalaciones cinófilas.
La Real Canina basaba las inscripciones y sus genealogías correspondientes en el honor de los criadores. La crianza de perros de raza y su seguimiento siempre fueron cuestión de caballeros y aunque después llegaron los tatuajes y los microchips nunca hubo lugar para dudar de la palabra de los criadores.
En definitiva cuando en la actualidad España, y en estos momentos Madrid, son sede de eventos caninos tan importantes como los que se anuncian para el próximo fin de semana, la Real Sociedad Canina debe aprovechar su privilegiada posición, basada en su solvencia e impecable historial, para servir de freno a los excesos legalistas tan recientemente establecidos por algunos indocumentados llegados al poder carentes de historial científico, e incluso cultural, suficiente.
Una sociedad sometida a la esterilización masiva de sus perros no puede tratar de mejorar las selecciones raciales, ni es capaz de garantizar el mantenimiento del potencial genético de las estirpes caninas. No digamos sobre el peligro de extinción en que las leyes podemitas colocan a las valiosas razas españolas.
Miguel del Pino, catedrático de Ciencias Naturales
