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Pedro de Tena

Sí es sí y No es no

Con una asombrosa ceremonia de hipocresía y ocultación, se pretende hacer creer que Irene Montero es la única responsable del desaguisado de su Ley.

Con una asombrosa ceremonia de hipocresía y ocultación, se pretende hacer creer que Irene Montero es la única responsable del desaguisado de su Ley.
a ministra de Derechos Sociales Ione Belarra (abajo, i) conversa con la ministra de Igualdad, Irene Montero (d, abajo), mientras los diferentes partidos marcan el sentido del voto durante el pleno celebrado este jueves en el Congreso. | EFE

Que Irene Montero sea arrojada a las tinieblas extrapolíticas para que de una vez se gane el pan con el sudor de su frente y, como siempre se ha dicho, con el sudor de los de enfrente, es algo que en una democracia de calidad mediana no puede ponerse seriamente en duda. ¿Por qué? Porque ha defraudado incluso a los suyos y nos ha dañado a todos y, especialmente, a todas. De todos los ejemplos que podrían ponerse desde la infame manifestación del 8-M de 2020 en plena pandemia, elijo dos bien sencillos.

Ella, con alguien otro fácilmente reconocible, ha sido protagonista de un fiasco moral a sus propios votantes que lleva el nombre de chalet de Galapagar. Tras haber predicado la austeridad y haber condenado a muchos otros por sus excesos, pasó del pisito de Vallecas a la mansión millonaria en menos de un suspiro. Sí se puede, dijeron, y tiraron por la borda todo el capital moral en el que nunca han creído, como buenos marxistas-leninistas-bolivarianos. Se especula si aquella compra fue el origen de su declive, pero da lo mismo.

El otro gran ejemplo es la Ley del sí es sí, insistente en su feminismo exacerbado que se muestra como un odio anti-hombres sólo explicable ante el diván de un psiquiatra. Si ya desigualó jurídicamente a varones y hembras mediante la Ley de Violencia de Género, ahora sometía aún más a todos los hombres a la presunción de culpabilidad. Pero, al margen de su contenido, la Ley del sí es sí ha tenido consecuencias demostradamente dañinas para todos, especialmente para las mujeres maltratadas y agredidas.

La incompetencia de Montero y sus asesores le llevaron a cometer un gravísimo error en la redacción de la Ley, error que fue advertido y señalado por las más altas instancias judiciales, por organismos estatales de consulta, por algunos partidos de la oposición e incluso por algunos socialistas. Nada le hizo rectificar e incluso se percibió que su decisión era que o se aprobaba su Ley o se acababa el gobierno de coalición con el PSOE.

La consecuencia, funesta para muchas y muchos, fue que, inmediatamente después de publicarse en el BOE, comenzó una revisión de condenas a miles de agresores sexuales que ha tenido como resultado, hasta el momento, la excarcelación de 108 que cumplían penas de prisión y la reducción de penas a 1.079 condenados. Para degradar aún más a la democracia española, la ministra sigue sin dimitir y Pedro Sánchez sigue sin ordenar su cese.

Ha tenido que ser Yolanda "la puñalitos" Díaz la que ha clavado la estaca política en su corazón restándola de las listas de Sumar para las próximas elecciones. Independientemente de que lo merezca o no, lo evidente es que con una asombrosa ceremonia de hipocresía y ocultación, se pretende hacer creer que Irene Montero es la única responsable del desaguisado de su Ley y de la incoherencia moral de su comportamiento.

Repasemos. Pedro Sánchez dijo sentirse "orgulloso" de la Ley del sí es sí y ordenó a todos los diputados y senadores socialistas votar a su favor en el Congreso y en el Senado. Pero, además, votó ese bodrio legal toda la izquierda extrema y la extrema izquierda, salvo la CUP catalana que se abstuvo. El resultado de la votación en el Congreso fue de 205 votos a favor (PSOE, Unidas Podemos, Esquerra, Ciudadanos, PNV, Bildu, Más País, Compromís y Junts), 141 en contra (PP y Vox) y 3 abstenciones.

O sea, que Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, Inés Arrimadas, Rufián y su jefe Junqueras, Urkullu, Otegui, Errejón, Puigdemont y Mónica Oltra, la ex de Compromís, todos ellos, son igualmente responsables del mayor atentado judicial contra las mujeres maltratadas que se conozca en los últimos años en España. Pero ahora se pretende enterrar toda la verdad bajo el cadáver político de Irene Montero, a la que todos matan aunque ella sola se haya muerto. Qué impostura, qué hipocresía, qué farsa, qué trola.

(De la coherencia moral, de la ocupación institucional, de la deslealtad, de la locura ideológica —"judío nazi" ya es colmo—, y de la corrupción a espuertas, ni siquiera hace falta debatir por su evidencia manifiesta).

Sólo por esto, el NO es NO a la reedición de un gobierno monstruoso presidido por Pedro Sánchez y vicepresidido por Yolanda "la Puñalitos" y su corte de comunistas, separatistas, y filoterroristas –la izquierda extrema y la extrema izquierda—, es una obligación política para todos los demócratas españoles. No podemos permitir que esta alianza anticonstitucional gobierne la nación ni un minuto más.

Ya sé que el PP principalmente y Vox en su medida están dando un pésimo ejemplo y que, con sus torpes artes miopes y ridículas, están invitando a la abstención y al que "les den" a todos. Pero del mal el menos. El próximo día 23 de julio vayamos, aunque sea en bañador, a votar NO es NO a este gobierno. Demos otra oportunidad, aunque sea la última, a este país.

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