Menú
Carmelo Jordá

Y no pasará nada

Por fin alguien se ha dado cuenta en el PP de que llegar a acuerdos naturales para echar a la izquierda del poder les beneficiará a largo plazo.

Por fin alguien se ha dado cuenta en el PP de que llegar a acuerdos naturales para echar a la izquierda del poder les beneficiará a largo plazo.
El candidato del PP a la presidencia de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, acompañado del director de su campaña electoral, Miguel Barrachina, con el candidato de Vox, Carlos Flores, y el extorero Vicente Barrera, número 7 de la candidatura de Vox al Ayuntamiento de Valencia, este martes en Valencia. | EFE

El principio acuerdo de PP y Vox en la Comunidad Valenciana es una muy buena notica por un montón de razones, siendo la primera de ellas –no necesariamente en orden de importancia– que para conseguirlo el candidato de Vox en las pasadas elecciones se haya apartado, pues demuestra voluntad de llegar a un pacto y, sobre todo, porque alguien con una condena como la de Carlos Flores no debe estar en un gobierno autonómico.

Sí, ya sé que como él mismo decía ha saldado su deuda con la sociedad, pero eso a mí no me basta: los representantes públicos no deben ser un ciudadano más: debemos examinarlos de una forma rigurosa y tienen que aportar un expediente vital intachable, una cosa es la reinserción y otra que esta deba hacerse a través de la política. Dicho esto, cabe preguntarse por qué Vox eligió a esa persona para encabezar su candidatura si estaban dispuestos a sacrificarlo en un escenario tan previsible como este, pero eso ya es materia para otro artículo.

Volviendo al acuerdo, otra de las razones por las que hay que felicitarse es la más obvia, pero muchos la olvidarán en el fragor de la nueva batalla electoral: la Comunidad Valenciana tendrá un gobierno estable que es una oportunidad para hacer las cosas bien o, al menos, mucho mejor de lo que se están haciendo hasta ahora. Un ejecutivo que puede aportar libertad y prosperidad, que puede avanzar mucho en el camino de la libertad de elección, que contará con una amplia mayoría en las Cortes y que ha tenido el apoyo de casi la mitad del electorado para hacer las reformas que son necesarias.

Y sí, también hay que analizar este pacto en virtud del efecto que pueda tener de cara al 23-J y aquí les adelanto un dato: no tendrá ninguno. Casi me parece lo mejor del asunto: se diría que por fin alguien se ha dado cuenta en el PP de que llegar a los acuerdos naturales para echar a la izquierda del poder –y más a una izquierda encamada con el separatismo y con serios casos de probable corrupción a su alrededor como la que representaba Ximo Puig– no sólo no tiene coste electoral a corto plazo, sino que les beneficiará a largo.

Es necesario, es esperable, es deseable y, sobre todo, ya les digo, no pasará nada: como no ha pasado en todas las ocasiones anteriores en las que PP y Vox han llegado a algún tipo de acuerdo, que aunque no parecemos recordarlos han sido muchas. Y, más específicamente, como no pasó nada después del primer pacto de gobierno entre ambos partidos en Castilla y León, antesala de la mayoría absoluta de los populares en Andalucía.

Valencia era una de las regiones en las que se jugaba buena parte del caudal político que iba a emanar de las pasadas autonómicas y es también una comunidad clave en una batalla que por desgracia está muy lejos de terminar y, al contrario, es previsible que se recrudezca la próxima legislatura: la lucha contra el separatismo. Es bueno que tenga un gobierno fuerte, que lo tenga cuanto antes y que marque a las demás el camino que, puesto que no tienen más remedio que seguir, vale la pena que recorran lo antes posible y con tranquilidad en lugar de enzarzarse en una guerra de menudencias que, eso sí, no sería nada recomendable de cara al 23-J.

Temas

En España

    0
    comentarios