En una entrevista concedida por Isabel Díaz Ayuso al diario El Mundo lanzaba el siguiente mensaje: "En este momento decisivo para España hay que encontrarse con Vox pese a discrepar". Mensaje claro de Ayuso que todos deberían escuchar, si es que tienen oídos para hacerlo y voluntad para llevarlo a cabo. Esta misma idea vengo defendiéndola desde hace mucho tiempo y ejerciéndola como diputado, mientras lo fui. Por eso tiene también mensaje de vuelta: "En este momento decisivo para España hay que encontrarse con el PP pese a discrepar".
En los cuatro años que estuve de diputado en Madrid, en Educación, conseguimos alcanzar acuerdos muy beneficiosos para los madrileños porque en el otro lado de la mesa, el PP, me encontré personas que como yo pensamos primero en el bien común que en los intereses de partido. Madrid alcanzó lo que hasta ahora es la mayor inversión en Educación de la historia de nuestra comunidad, con más becas, más receptores de ayudas, cheques guardería y mayor cuantía de estas que nunca se han tenido antes. Con los mayores y mejores fondos para investigación, innovación y universidades. Ahí están los cheques guardería, las becas de bachillerato, las nuevas becas de formación profesional grado medio y las de formación profesional superior que han llegado a miles de estudiantes. Ahí está la Ley Maestra de Educación que, frente a la LOMLOE de Sánchez y Celaá, blindó la libertad de elección de las familias, la educación especial y permitió proteger la pública, la concertada y entrar a nuevos actores a ofrecer posibilidades educativas a los estudiantes. En definitiva, a mejorar las posibilidades de educarse pudiendo elegir en libertad. Ahí estuvo la protección y fomento de la investigación e innovación con la prórroga del V PRICIT y el apoyo y aprobación del VI PRICIT. Jamás había tenido Madrid tanto dinero para innovar e investigar.
Aquello fue un principio, un punto de partida, no un punto de llegada, y fue posible porque nos encontramos personas con capacidad de escuchar y fijarnos en lo común para beneficiar a todos los madrileños. Lamentablemente, se quedaron cosas por hacer. Algunas ya estaban acordadas, como aumentar aún más la cuantía y cantidad de las becas, eliminar las tasas de la formación profesional de grado superior pública o crear las becas Erasmus para que los chavales con menos posibilidades pudiesen también salir al extranjero a formarse. Otras que hubieran sido sencillas conseguir, como mejorar y ampliar las becas de comedor y el dinero destinado a universidades, investigación e innovación, pero eso es ya otra historia.
No, la cosa no era difícil de conseguir, solo hizo falta ideas claras y pensar en el bien de los españoles.