Menú
Pedro de Tena

Iván, el no tan terrible

Cayetana Álvarez de Toledo, que tenía la mejor relación con él, debe explicarle que la política es demasiado importante para dejarla en manos de políticos.

Cayetana Álvarez de Toledo, que tenía la mejor relación con él, debe explicarle que la política es demasiado importante para dejarla en manos de políticos.
El líder de Vox, Santiago Abascal, y el exportavoz de la misma formación, Iván Espinosa de los Monteros, en el Congreso. | EFE

Confieso que no sé lo que ha pasado. Desde que Rocío Monasterio, su esposa, votó en contra de los Presupuestos de Isabel Diaz Ayuso en Madrid tuve malos presagios porque había que estar muy en la pomada para comprenderlo. Y, claro, la gente normal, que está en sus cosas, como debe estarse en una democracia sana, ni entiende de detalles, donde reside el diablo, ni entiende de maniobras orquestales, sobre todo si se perpetran en la oscuridad. Si es verdad que no estamos en una democracia sana, también lo es que no hay alternativas para esta democracia enferma infectada de partidos y desasistida de valores y compromisos.

Pero Iván, que parecía "el terrible" en la tribuna del Congreso de los Diputados porque simulaba manejar a su marioneta de Macarena Olona con maestría, luego juguete roto por Andalucía, Castilla la novísima, ya no lo fue tanto porque empezó a sospecharse que estaba celoso de su muñeca y la indujo al suicidio político, cosa por otra lado deseado por alguien sin pies ni cabeza. No sabía uno si la espectacular Olona había enloquecido de repente o si había sido conminada a arrojarse por el monte Taigeto andaluz porque había dioses que no la querían en sus olimpos mesiánicos. Todo quedo claro cuando ella desveló su pasado y sus agujeros negros familiares y empezó a hacer cofradías extrañas por Centroamérica. Pero, claro, algún reflejo perverso cayó en la cara de Iván.

Cuenta Santiago Abascal, en su sagrada escritura NO me rindo, que Iván, el no tan terrible, no era de los suyos, pero, tras una cena de profesionales inconformistas, al despedirse "me dijo que estaría conmigo el día del juicio y cumplió; siempre agradeceré el gesto a Iván Espinosa de los Monteros". Pues el día del juicio parece haber llegado. Lo que no se sabe es quién ha sido el presidente del Tribunal, ni el Fiscal ni los defensores ni el público. Lo cierto es que el propio Iván ha sido el que ha emitido el veredicto en pleno proceso de negociaciones políticas en una pésima hora de España y lo ha hecho, fijémonos, anteponiendo familia y persona al interés nacional. No, no era tan terrible. O... lo es.

O lo es porque él mismo decía otra cosa no hace mucho. Hay un libro, escrito a partir de las declaraciones de los dirigentes de Vox en el que Iván, el no tan terrible, dice: "¿Cómo puedo devolver todo lo que he recibido en la vida? Haciendo algo por España". Pues ya se ve. Incluso cuando salió en una publicación de la famosa ensayista de los defectos de la democracia, Anne Applebaum, puso "un par de saleros sobre la mesa donde estábamos tomando café. ‘Aquí —dijo Espinosa, juntando los dos saleros— estaba la política española en las décadas de 1980 y 1990, y aquí —puso un tenedor a varios centímetros de distancia— está España hoy: arrastrada hacia la extrema izquierda. El centro y la derecha no se defienden. No contraatacan. No tienen ninguna idea". Pues…

Luego llegó Federico Jiménez Losantos y lo acusó de frivolidad, cuando no de ataque a la propiedad privada de un medio de comunicación mediante alusiones poco claras y empíricas. Bueno, y se rompió todo, vetos y diretes y Vox no aparecía en LD por mor de dignidades u orgullos en plena campaña electoral decisiva para España. O sea, que no entiendo de qué va esto ni sé mucho más. Va Federico y dice en El retorno de la derecha: "He tenido con Santiago Abascal una excelente relación, y con su partido bastante mala, sobre todo con Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio, a los que, por cierto, Abascal no tiene mucha simpatía. La raíz de todos los problemas está en la relación con el PP, sobre todo en Madrid, la ciudad de Iván y Rocío, en la que han tropezado con Isabel Díaz Ayuso, con la que, por cierto, siempre se llevó bien Abascal". Oh, Dios mío.

¿Dónde queda aquel tiempo en el que el intrépido Sánchez Dragó, lo de Tamames vino luego, dijo que "recibí una llamada del ya citado Kiko Méndez-Monasterio, que es hoy y era ya entonces, junto con Javier Ortega Smith, Ortega Lara, Rocío Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros, una de las numerosas manos derechas del hombre (¿Abascal?) que va a necesitar muchas, aunque ninguna de izquierdas, para sacar adelante su proyecto de rescate de un país que amenaza naufragio".

Que mi apreciado Rafael Sánchez Saus, hombre serio, haya considerado a Iván, el no tan terrible, "uno de los indudables hombres de Vox" que presentó con su firma la moción de censura contra el infame Pedro Sánchez y ahora haga mutis por el foro sin más, dejando entrever que tras sus pasos irá Rocío Monasterio y tal vez algunos más, me deja sin palabras. ¿Esto era todo? Cayetana Álvarez de Toledo, que tenía la mejor relación con el no tan terrible Iván, debe explicarle que la política es demasiado importante para dejarla en manos de políticos.

Vamos, que me he quedado de piedra. Y que no veo futuro para los votantes de Vox, que han sido 3.033.744 ciudadanos españoles en pleno proceso de negociación y alianzas. No entiendo nada, salvo que muchos de nosotros le importamos un c…omino a esta patulea.

Temas

En España

    0
    comentarios