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Pedro de Tena

Viboreznos de verano

¿Hay que joder a Rubiales? No, hay que joder la fiesta de España-nación vestidos con los harapos de neopuritanismo

¿Hay que joder a Rubiales? No, hay que joder la fiesta de España-nación vestidos con los harapos de neopuritanismo
Europa Press

La degeneración que vivimos ha convertido las serpientes de verano, esforzado empeño de periodistas sudorientos y mal pagados en convertir tonterías selectas en noticiones de calado, en crías de ofidios indeterminados sin peligrosidad. Llegar a la categoría de viboreznos ya es un logro aunque se debata con meticulosidad si tales seres mediáticos generan o no veneno peligroso para las conciencias.

Entre los culebrines aspirantes al cuadro de honor está el beso del hombre araña, el improperio de José Manuel Soto o la luna de miel de Tamara Falcó y su chico. Eso, si dejamos aparte la política, porque los manoseos indecentes entre el PSOE, Sumar, Bildu, Junts, Esquerra, PNV y BNG, por dejar fuera a Coalición Canaria, serían portadas rosas en cualquier reptilario de papel.

Sigue su curso un viborezno con aspiraciones, el beso del hombre araña. Decía Clarín en su Regenta que había viboreznos librepensadores, Voltaires de monterilla, Luteros con cascabeles y gentes con modos de pensar vulgares. Aunque Rubiales, el del fútbol, me parezca un mafioso de partido, lo de su beso a la jugadora campeona en la algarabía de la final triunfante de nuestras futbolistas, sólo tenía una minidosis de pócima mortal: que ella dijera que dijo que no y que él no respetó su negativa. Pero no ha sido así. Es más, ha dicho ella que fue un "gesto mutuo totalmente espontáneo".

Pero, quiá, las Savonarolas de Podemos, l@s Calvin@s de la izquierda y las go-go girls de la cultura socialista y sus cobraninis, han llegado a decir que lo ocurrido ha sido casi una violación. Ha expuesto la todavía ministra de Galapagar en funciones que "es muy sencillo. Dos personas se besan si ambas quieren, si hay consentimiento." Pues eso: "Gesto mutuo totalmente espontáneo", ha dicho la interesada aunque no le gustó.

Pero no. ¿Hay que joder a Rubiales, que tal vez lo merece por otros entuertos? No, hay que joder la fiesta de España-nación y de su fútbol femenino vestidos con los harapos de un neopuritanismo que aplaude las tetas de Amaral cuarenta años después de las de Susana Estrada.

Que el tercer partido político de España, o sea, Vox, se quede sin puestos en la Mesa del Congreso, apenas ha merecido espacio en los informativos, salvo si era para enredar aún más a las derechas absurdas que tenemos. Pero que José Manuel Soto haya insultado a Pedro Sánchez y a los votantes socialistas en un desahogo, es blasfemia tóxica pero, sobre todo, y ¡restriéguense los ojos!, para los actuales cabecillas, un apropiado diminutivo del PP.

Pero, claro, eso de la memoria histórica sólo funciona cuando beneficia a la izquierda en general. Verán, no hace tanto, un alto cargo socialista, Pedro Castro, llamó "tontos de los cojones" a los votantes del PP. La ahora modosita María Guardiola llamó "machistas, xenófobos, homófobos" a los afiliados a Vox. Maruja Torres, la de El País, llamó "hijos de puta" a todos los votantes del PP. Y dijo la indómita Esperanza Aguirre que había dirigentes aupados por Aznar que luego le llamaron "hijo de puta".

Y hubo otros del PP que llamaron hijos de puta a los socialistas, nada menos que una portavoz en la Comisión de Defensa. Y no sigo, porque todo está claro. Posturitas. Pero a Soto se le cancelan los conciertos a pesar de haberse disculpado. E incluso un socialista como José Bono calificó de hijos de puta a sus correligionarios. Pero nada ni nadie cuenta, salvo Soto. Ni siquiera Pablo Iglesias, angelito, ha insultado nunca a nadie. Qué bonito es olvidar.

Más cutre ya es lo de Tamara Falcó, esa máquina de hacer dinero de la nada, el chico ése con el que se ha casado y su luna, mutua digo yo, de miel, primero en un safari que vino a menos y a menos hasta que vaya usted a saber dónde han holgado y se han desfogado. Definitivamente, este no tiene categoría para llegar a viborezna de la ex costumbre veraniega de la prensa española.

O sea, que serpiente de verano no hay, porque en España ya no damos la talla ni para fabricar culebrones de verano, salvo si nos atenemos a la realidad, a un Sánchez empeñado en gobernar con los verdugos y chantajistas de España y a un Feijoo obsesionado con que gobierne el más votado, verso político absurdo que él mismo se encargó de borrar del poema en Extremadura. Eso sí que son víboreznos de verano para un país que ya no sabe cuál es el sabor del veneno.

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